La forma como educamos a nuestros niños, niñas y adolescentes fue implementada en algún momento de la historia. Además, es un hecho que después de inventada por muchos años estuvo en manos de la Iglesia Católica hasta que en otro momento surgió el despotismo ilustrado donde se creó el concepto que debía tener la educación: pública, gratuita y obligatoria.
Así las cosas, la escuela como la conocemos nace a finales del siglo XVIII en Prusia con el fin de evitar las revoluciones que sucedían en Francia, tanto que los monarcas incluyeron en la educación principios de la ilustración para satisfacer al pueblo. Pero manteniendo la obediencia absoluta al rey.
Por lo tanto, la educación en esta época se basaba en una fuerte división de clases y castas debido a que era heredera del modelo espartano donde se implementaba la disciplina en la obediencia al régimen autoritario. Así se buscaba tener un pueblo dócil, obediente y preparado para la guerra.
De hecho, la noticia de ese modelo prusiano viajó rápido y pronto teníamos personajes de los gobiernos asistiendo a Prusia para copiarlo en sus diferentes países con el discurso de la educación para todos. Posteriormente, fue traído a Colombia y es el que tenemos actualmente.
De ahí que en investigación conocida como la Educación Prohibida, realizada en casi todo Suramérica y España por la institución Reevo, concluida el 13 de agosto 2012 y posteriormente publicada en un documental por Eulam Producciones, se hacen significativas conclusiones sobre la educación en este continente.
Se afirma que los premios y castigos basados en las calificaciones a los niños en el colegio operan manipulando las necesidades básicas. En muchas ocasiones los niños tratan de satisfacer a sus padres y profesores y hoy aprenden basados en el miedo de no perder ese entorno de seguridad: el miedo reina en los niños en el aprendizaje.
Ahora bien, en realidad el miedo le pone límites a la persona. Lo mismo ocurre en los niños con las creencias religiosas donde se utiliza el miedo para mantenerlos enclaustrados en ellas: el infierno es el más clásico. El miedo es un mecanismo de control y de manipulación ética. “Te portas bien, yo te calificó bien; si te portas bien te doy un regalo”. Éste miedo con que se educa actualmente a nuestros niños le está haciendo un inmenso daño a la humanidad y viene directamente del modelo prusiano.
Se afirma en esta película que un niño de 8 años pasa más tiempo en la escuela que un universitario. La escuela no es el gran lugar de formación pues se convirtió en la gran guardería. Un gran parqueadero de niños. A medida que crecen los niños van perdiendo su curiosidad y sus ganas de aprender. Un niño de 12 años cuando sale de la escuela y llega a su casa difícilmente toma un libro porque está cansado de que le digan qué hacer, está cansado de estar enclaustrado en esa escuela.
En ese contexto, desde organismos como la Ocde se sigue impartiendo directrices de educación. Además, a los niños los siguen midiendo y por ellos miden países debido a que existe un escalafón que estadísticamente muestra qué países en el mundo tienen los niños y jóvenes más inteligentes. A su vez, contamos en nuestro país una educación basada muchas veces en unas condiciones de un sindicato poderoso como el de Fecode que no lucha por las condiciones de los niños, lucha por las condiciones económicas de sus miembros. Y para rematar, está politizado.
En síntesis, la investigación concluye que una educación democrática debe confiar en que los niños sean protagonistas y decidan sobre su aprendizaje. Que los padres sean libres de decidir sobre la educación de sus hijos. Que los maestros decidan qué camino coger en cada aula, en cada escuela; solo así se puede asegurar que la educación responde a las necesidades de cada persona, familia y comunidad. De esta manera se puede concluir que no existe un mejor modelo o mejor escuela, existe que donde hay amor por los niños hay respeto y donde hay respeto hay la posibilidad de crear. No se debe pensar en un método para todos ni una receta perfecta.
En esencia, la escuela debe enfocarse en crear ciudadanos, crear excelentes ciudadanos, humanos participativos, solidarios y enfocarse más en la inteligencia emocional que es muy importante para el desarrollo del niño para que pueda llegar a ser un excelente ser humano. Así mismo, la educación se debe centrar en enseñar a trabajar en grupo; en equipo, aceptar ideas distintas, a no estar de acuerdo, a ponerse de acuerdo, a estar de acuerdo y ser tolerantes.
Para concluir, hoy en Colombia se habla de paz pero no se educa para la paz. Se educa para la competencia. Y, la competencia es el principal argumento para la guerra. Además, la educación prohibida es aquella que va a superar a la rezagada de tablero y tiza donde la gran mayoría de niños no tienen acceso a internet y a la que la tecnología le saca años de ventaja. En la educación actual la desigualdad es la brecha que divide a todos los niños de Colombia.