El núcleo de la sociedad es la familia, es el principio, es su origen, es el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad y ese gran conglomerado social se aglutina para formar una nación que es el conjunto de personas que se identifican con un territorio, idioma, raza y costumbres, constituyendo generalmente un pueblo o un país.
Una nación se caracteriza por la identidad cultural, social, histórica y política de un pueblo…en un sentido actual amplio, es una comunidad poblacional con un territorio del cual se considera soberano y que se ve a sí misma con un cierto grado de conciencia, diferenciada de los otros. Este sentido moderno de nación nace en la segunda mitad del siglo XVIII, tanto en su concepción de «nación política» o «cívica», como conjunto de los ciudadanos en los que reside la soberanía constituyente del Estado,
Así las cosas, mi amigo lector nuestra gran Nación es la colombiana, esta es nuestra casa grande por la que debemos velar y luchar honradamente. Nada que ver con los desenlaces que históricamente se han venido presentando donde un pueblo cansado del olvido de los gobiernos reclama su identidad y dignidad ciudadanía.
A los gobernantes de este país de todos los talantes se les olvida que es el pueblo soberano quien les elige para dirigir sus destinos y que es el pueblo a través del pago de impuestos y toda índole de tributos quien paga a presidentes, congresistas, ministros, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y pare de contar, y es tanto el recaudo que sobran recursos para sostener los bolsillos de los corruptos.
En hora buena nuestra juventud se ha metido de verdad en el cuento de reclamar sus derechos, se recordará la primavera del 2021 como el “ya no soportamos más”, pese a las respuestas represivas del gobernante, esta vez la cosa de las protestas es en serio y ha costado la vida de más de cuarenta colombianos valiosos.
La exclusión social de la mayoría rebosó el vaso, la impaciencia social, el aplazamiento de unas reformas incumplidas, el querer vivir en dignidad son unas de las tantas razones de las llamadas protestas que no son más que el derecho de obtener una inclusión social como lo establece nuestra Carta Política. No puede seguir llenándonos de odio aquellos pocos que lo tienen todo cuando los muchos que tienen poco o nada salen a la calle a protestar sus derechos, Se necesita que el gobierno ofrezca un modelo de vida donde la convivencia sea posible, un país de oportunidades y donde se respete el derecho a la vida, donde la economía se organice pensando en la gente, donde los gobernantes sean diferentes y no indiferentes ante su pueblo.
El gobernante debe gobernar para la gente y no en contra de la gente, someter al pueblo a una postergación no es democracia, un gobernante soberbio trae la división en sus gobernados, aquí se necesita de un presidente que escuche con dignidad y respeto a su pueblo.
En Colombia al igual que ha sucedido en otros países del planeta, en estos momentos en Chile, los ciudadanos han descubierto su papel en la historia, en este caso la juventud, dejar de ser aulladores y mirarnos como hermanos fruto.
La invitación es dejar esa visión apocalíptica, de que el país va rumbo a un hueco sin fin, aún tenemos elementos que rescatar y fortalecer, así lo muestran muchos indicadores en el siglo veintiuno, dejar ese odio social.