Aprendimos en los primeros años de escuela que el Everest es la montaña más alta del mundo y memorizamos que esta mole se eleva hasta alcanzar los 8848 metros sobre el nivel del mar. Pero el Everest tiene sus historias, de gloria y de infortunio al mismo tiempo. Desde el año 1852 comenzó la intriga con el anhelo de conquistar su cima. En esa época un conjunto de geólogos llegó a la conclusión de que la montaña XV de la cordillera del Himalaya podría ser la más alta del mundo. Se la llamó Monte Everest en honor a sir George Everest, coronel, topógrafo y geógrafo galés al servicio de la corona británica.
La primera expedición con la intención de alcanzar la cumbre del Everest se realizó en 1921. El gobierno británico siempre estuvo tras este propósito y para ello patrocinó excursiones que alcanzaron relativos logros. Lo de ese año fue una misión de reconocimiento. El año siguiente se organizó la primera expedición como tal.
Un escalador que debemos mencionar cuando hablamos del Everest es George Leigh Mallory, inglés que vivió entre los años 1886 y 1924. Su entusiasmo lo llevó a integrar el equipo de exploradores que en 1921 se aventuraron por los flancos del majestuoso monte. Mallory descubrió la ruta de acceso norte. En el tercer intento la expedición de siete miembros encontró la muerte a causa de una avalancha a quinientos metros de la cima.
Él y sus compañeros fueron los primeros muertos. Formó parte de las tres primeras expediciones (1921, 1922 y 1924). Desapareció junto con su compañero Andrew Irvine en la cara noroeste de la montaña. Nunca se supo si llegaron a la cima. ¿Los sorprendió la avalancha cuando regresaban?, es la pregunta que hasta hoy no ha tenido respuesta.
Muchos son los nombres de montañistas relacionados con el Everest. Sin embargo, la gloria completa se la llevan Edmund Hillary y Tenzing Norgay, quienes coronaron el pico más alto el 29 de mayo de1953. La noticia se dio a conocer varios días después para que coincidiera con la coronación de la actual reina de Inglaterra. Ya Hillary había participado en una excursión al Everest en 1951. Nació en el sur de Auckland, Nueva Zelanda en 1919. A los dieciséis años se aficionó al alpinismo. Fue piloto de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) durante la Segunda Guerra Mundial y peleó contra los japoneses. Después de conquistar el Everest, Hillary escaló diez picos más en el Himalaya, entre 1956 y 1965. Por sus servicios a la corona inglesa recibió el título de sir y Caballero del Imperio. En 1956 participó en una excursión que llegó al Polo Sur en trineo y en 1985 estuvo en el Polo Norte.
Hillary, además de ser un excursionista excepcional se destacó como filántropo, sobre todo en Nepal, donde creó una fundación dedicada a mejorar la calidad de vida de los habitantes, fundó escuelas, hospitales, construyó puentes, aeropuertos y otras infraestructuras esenciales para el desarrollo de ese país. Sir Edmund Hillary falleció el 11 de enero de 2008.
Más de trescientas personas han fallecido tratando de alcanzar la cima del Everest. Generalmente, dado lo difícil que resulta rescatar los cadáveres, los cuerpos permanecen en el lugar de su muerte y sirven como hitos o puntos de referencia para los nuevos escaladores. Son famosos los puntos conocidos como “El saludador” (el cadáver está allí desde 1997) y “Botas verdes”, del indio Tsewang Paljor, muerto en 1996. No hay duda de que para un apasionado por el montañismo morir en el Everest es un sueño cumplido. Por algo se ha dicho que es “el cementerio más hermoso del mundo”.