“Tranquilos, que no cunda el pánico” – El Chapulín Colorado.
Faltan cuatro partidos para culminar las eliminatorias sudamericanas al Mundial de Fútbol 2026, y hay incertidumbre por los últimos resultados de nuestra selección, que ha perdido cuatro de los últimos cinco partidos jugados: contra Ecuador, Bolivia, Uruguay y Brasil. Para rematar el mal momento, empatamos con Paraguay jugando de local. Estamos sextos en la tabla de posiciones. Las cinco selecciones que nos preceden nos superan en puntos, y las cuatro que están por debajo tienen menos puntos que nosotros. Jugando irregularmente como venimos, es probable que terminemos en esa posición, o quizás quedemos quintos.
Hoy todos somos técnicos en Colombia y criticamos a Néstor Lorenzo y a la selección. Cuando no se gana, el culpable es el técnico, quien ha recibido palo físico por estos días, olvidando que nos llevó a jugar la final de la Copa América, que mantuvo invicta a nuestra selección durante 25 partidos, y que le ganó a Argentina y a Brasil en Barranquilla. ¡Qué frágil es la memoria del aficionado!
En el fútbol mandan los resultados, y si no se obtienen, el técnico debe irse; es la dinámica del fútbol como deporte y negocio. Cuando el equipo pierde, la derrota es del técnico; pero cuando gana, el triunfo se lo atribuyen los jugadores. En realidad, los que juegan son los futbolistas; el técnico planifica el juego y la estrategia, y pone a los jugadores que cree que le van a cumplir su planteamiento táctico. Para ser justos, frente a Paraguay, jugadores como Lerma, Muñoz, James, Mojica y Ríos —la columna vertebral de la selección— no estuvieron a la altura y mostraron un bajo rendimiento en el partido. Se portaron como ’pechos fríos’.
Los últimos resultados no avalan una buena gestión del DT, con cuatro partidos perdidos; pero es que las otras selecciones también juegan para ganar. En el fútbol solo hay tres resultados: ganar, perder o empatar, y no siempre se puede ganar. ‘El palo no está para cucharas’ para tomar decisiones apresuradas con la sangre caliente. Despedir al técnico a estas alturas, estando clasificados, no creo sea la decisión más sensata.
Es posible que Lorenzo se haya equivocado en el planteamiento táctico, que no haya leído bien los partidos, ni hecho oportunamente los cambios, y que haya dejado en la banca a jugadores que merecían ingresar. Él es el técnico y quien toma las decisiones, y como humano puede equivocarse. Claro que él debe corregir errores para hacer los ajustes necesarios que reviertan esta situación de ineficiencia en los resultados. Hay que ganarle a Perú y a Bolivia en Barranquilla para obtener el tiquete al Mundial. Incluso podemos quedar de cuarto o quinto, dependiendo de otros resultados, lo que da igual, porque el objetivo es clasificar directamente.
El partido de la reivindicación era contra Paraguay, un rival en ascenso, jugando en casa, con estadio lleno y en el calor de Barranquilla, pero no pudimos derrotarlos a pesar de ir ganando 2-0. Con el empate, Paraguay sigue de quinto en la tabla, y nosotros perdimos la oportunidad de ascender a la tercera posición, ya que Brasil perdió y Ecuador y Uruguay empataron sus partidos. Colombia fue una selección ‘pecho frio’ en ese partido.
El término ’pecho frío’ en el fútbol se refiere a jugadores o equipos que no dan lo mejor de sí en momentos decisivos. Nos pasó en la final de la Copa América contra Argentina, donde, a pesar de llegar mejor que ellos, perdimos. Contra Bolivia perdimos a pesar de contar con un jugador más la mayor parte del partido; contra Brasil perdimos en tiempo adicional después de haber logrado el empate, lo mismo que nos pasó con Uruguay teniendo un jugador más nosotros. Siempre nos falta el centavo para el peso. Es la falta de amor por la camiseta, de ardor para luchar, de no contar con ese ‘plus’ de rebeldía y carácter en los momentos cruciales, cuando se debe dar todo, incluso jugando fuerte como cortar, con una falta, el avance del rival si es necesario, lo que termina pasándonos factura y, otra vez, perdemos. Es una constante en nuestros jugadores no saber defender un resultado y conformarse con segundos puestos, acostumbrados a no ganar nada. Es su mentalidad y ADN del futbolista colombiano, con excepciones como Luis Díaz, Falcao (que no está) y John Jader Durán, jugadores distintos que no se arrugan. Pese a todo, debemos apoyar a nuestra selección en las buenas y en las malas. Vamos a ir al Mundial por el número de plazas disponibles (7 de 10). Colombia, en el peor escenario, quedará sexta. Estas eliminatorias son clasificatorias; después, el técnico verá cómo potenciar mejor al equipo con otros jugadores que estén en buen nivel para ir al Mundial a competir, y no simplemente a participar.