Desde la distancia, a 900 kilómetros desde donde está el terruño entrañable, recostado en el pie de monte de la Serranía de Perijá, y más exactamente, frente al Cerro Pintao, en el sur de La Guajira, del cual se segregaron los municipios de El Molino, Urumita y La Jagua del Pilar, escribimos esta nota testimonial.
Para mitigar la nostalgia por no poder estar de manera presencial en Villanueva para el domingo 18 de septiembre en ese atávico eterno retorno al pueblo a renovar nuestras raíces provincianas, en donde siempre encontramos, y cada vez más creciente, la solidaridad, la hospitalidad, la consideración, el aprecio, el afecto de la familia, de los contemporáneos por generación, de los paisanos y paisanas
Ese día, el municipio de Villanueva cumple 460 años de su fundación hispana por Roque De Alba bajo el patronato de Santo Tomás. Desde 1562, todos los 18 de septiembre se han constituido en una fecha emblemática para quienes nacimos en esa patria chica que ejerce una fuerza de atracción centrípeta aún en los peores tiempos por los que han pasado esta comarca incluida la pandemia del Covid-19.
Independiente de cualquier consideración religiosa, la fiesta patronal constituye un factor que le ha dado identidad al pueblo villanuevero. Ha moldeado la idiosincrasia de sus gentes que está mediatizada por un proceso de profundo mestizaje.
El territorio de Villanueva es una crisol que ha hecho la fusión desde los tres troncos etnolingüísticos de la amerindia (Los originarios Itotos Caribes, los arawak- wayuu y los chibchas en la Sierra Nevada) pasando por la integración intercultural de los esclavos afrocolombianos y palenqueros, los artesanos que migraron a estas tierras en búsqueda de oportunidades (españoles, franceses, italianos, antillanos, orientales) y los colonos (alemanes e interioranos o andinos que llegaron a estas tierras expulsados por la violencia en Colombia).
Se puede afirmar que el ethos (Forma de ser, condición, carácter o “índole”) villanuevero heredó de los indígenas la solidaridad en toda la extensión de la palabra; de la población negra, esa disposición permanente a la búsqueda de la libertad y rebelarse contra toda forma de opresión; de los artesanos; la dignidad humana entendida y asumida como el tratamiento en condiciones de igualdad y el goce de los derechos ciudadanos como lo propone la vicepresidenta Francia Márquez; y de los colonos, la autonomía en los cuatro sentidos del artículo 287 de la Constitución Nacional de 1991.
Una buena síntesis de la cultura que identifica a los que son llamados oriundos de Villanueva está en su folclor como expresión autóctona de lo que significa su música, sus bailes (folclor coreográfico), folclor literario, usos, costumbres, mitos, supersticiones, sus sabores y saberes tradicionales.
En particular, las agrupaciones musicales dominantes en Villanueva, son una buena muestra del mestizaje que nos define por naturaleza, nos imprime carácter, sella nuestro ADN y denominación de origen como se dice en el lenguaje comercial.
En la fusión instrumental, de los indígenas heredamos la guacharaca, los carrizos (flautas) que imitan los sonidos onomatopoyético de las aves y dieron paso al clarinete para la música de vientos, así como también al acordeón europeo. Los traídos de África, aportaron la base de la percusión, especialmente, la caja vallenata de un solo parche.
La integración melódica, armónica y rítmica de la guacharaca, caja y acordeón, así como los cantos vernáculos son la mejor expresión de la mixturatriétnica para manifestar el sentimiento popular villanuevero, especialmente, en las festividades como las del 18 y 25 de septiembre (Octava de la patronal). No por azar, nos dicen que hablamos cantando o cantamos hablando. Somos un pueblo esencialmente sonoro con oído integral y óptimo afinamiento para interpretar lo que se ha terminado por constituir en patrimonio inmaterial de la humanidad declarado por la Unesco.
El anterior perfil que define nuestra adscripción gentilicia a Villanueva, explica y justifica la evocación y el “guayabo” que sentimos por no estar presente para las fiestas patronales de la próxima semana.
De momento, nos resignamos a enviar las congratulaciones a Villanueva por el aniversario 460 de su fundación hispana, y a cantar, desde la distancia, la primera estrofa del himno a Santo Tomas cuya letra la compuso Rafael A. Amaya y la música Manuel José Fernández Fría.
Eres grande ante Dios y ante el mundo
Eres templo de ciencia divina
Eres luz que a este pueblo iluminas
Con fulgores de fe, unión y paz.