Cuando Bogotá trataba de recuperarse de los disturbios que la azotaron en la tarde-noche del jueves, una nueva serie de movilizaciones ciudadanas realizadas en la mañana del viernes derivaron en nuevos brotes de violencia que a esta hora tienen en máxima alerta a la capital de la República.
El caos comenzó cuando decenas de personas comenzaron a bloquear las líneas del sistema de transporte Transmilenio, primero en el sur y más adelante en el norte.
A los bloqueos viales siguieron una ola de saqueos contra locales comerciales de la ciudad. El caso más conocido fue el de un grupo de personas que robaron un bus y lo estrellaron contra un supermercado para derribar su puerta y poder robar su mercancía.
Ante la ola de vandalismo que sacude a la capital colombiana, el alcalde Enrique Peñalosa decidió decretar la ley seca en toda la ciudad y no descartó implementar un toque de queda si la situación de orden público no mejora.