Con un nuevo escándalo amaneció el Gobierno Nacional, en esta ocasión de tipo diplomático, tras la polémica participación del embajador de Colombia en Nicaragua, León Fredy Muñoz, en una marcha sandinista en la cual se exaltaba principalmente al régimen de Daniel Ortega.
La presunta injerencia en asuntos internos en otra nación, fue denunciada a nivel internacional luego de que se difundieran imágenes donde Muñoz aparece con una gorra y una pañoleta alusiva al Frente Sandinista de Liberación Nacional y partido de Gobierno.
Además de usar los símbolos de la dictadura, el embajador aseguraba: “Nicaragua es un pueblo amable y sobre todo un pueblo que está convencido de su revolución, verdad estoy gratamente sorprendido y yo lo ratifico, esta conmemoración, es una cosa maravillosa”.
Las declaraciones no solo causaron revuelo porque el mismo presidente Gustavo Petro condenó meses antes el régimen dictatorial de Ortega, sino también porque este jueves se conocerá el fallo de la Corte Penal Internacional de La Haya en el caso que mantiene a Colombia en disputa con Nicaragua por San Andrés.
Conocida la que es considerada una imprudencia por parte del Embajador en Nicaragua y posiblemente haber incumplido con las disposiciones de la misión diplomática, el canciller de Colombia, Alvaro Leyva, citó en Bogotá a León Fredy Muñoz.
Tras las críticas, Muñóz publicó un comunicado en el que asegura que “ante las gestiones propias de la Embajada y los relacionamientos propios del protocolo entre gobiernos, es mi obligación, como embajador, participar en reuniones y/o actividades importantes para el Gobierno sandinista, ya que debo hacer presencia estratégica para cuidar los intereses nacionales de Colombia en Nicaragua. Esto más allá de las estrategias jurídicas en La Haya o en los organismos multilaterales”.
También dijo que el relacionamiento del embajador, con el Gobierno de Nicaragua, debe ser estratégico para poder llevar a cabo la mejor representación de Colombia.
“Como lo ha dicho nuestro presidente Gustavo Petro, la diplomacia del Gobierno del cambio debe ser una diplomacia franca, mirando directamente al otro, simpatizando con el otro para lograr los objetivos que como embajador es mi obligación cumplir”, anotó.
El actuar del embajador generó reacciones en el panorama internacional. “El embajador de Colombia en Nicaragua estaba celebrando los crímenes de Daniel Ortega en la Caminata 44/19. El Artículo 41 de la Convención de Viena señala que los diplomáticos no deben ‘inmiscuirse en los asuntos internos de un Estado’ y mucho menos en temas políticos”, dijo el exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields Yescas.
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