Larga vida es un tipo de melón que un día la comunidad de Los Maticos empezó a sembrar y les permitió alcanzar
muchas cosas, entre ellas, ser los únicos en La Guajira que se atrevieran a sembrarlo. Hoy, el segundo nombre
de esta fruta no es solo eso, es también la relación de la comunidad con lo que sueñan y trabajan, es lo que
esperan para sus futuras generaciones.
Larga vida para el agua, por ejemplo, porque sabiéndose en un territorio con escasez de este recurso, trabajaron
por acceder a él las 24 horas al día solo con abrir la llave. Así lo menciona Juvenal Pushaina, líder de la
comunidad: “Acá ya no hay la necesidad de llegar al punto de almacenamiento de agua a buscar el líquido como
vemos en las comunidades comúnmente. Aquí en cada en cada vivienda hay unas llaves, un grifo que ellos
pueden abrir y tienen su agua las 24 horas. Es algo muy bonito, esas fueron ideas iniciales de aquí, de la misma
comunidad y se cumplieron”.
Esta comunidad de 14 familias vive en armonía, en unión y trabaja en equipo. Su gente le apuesta a los proyectos
productivos, por ello, además de ser una comunidad indígena, también la ven como una finca y buscan cada día
proyectarse en la ganadería, en ser sostenibles.
Larga vida para Los Maticos cuando sueñan en seguir creciendo. Juvenal cierra sus ojos e imagina su territorio en
un par de años: “Soñamos con ser una comunidad próspera, una comunidad que sea un punto de encuentro
para otros sectores del departamento, una comunidad diferente y que los demás puedan encontrarnos como un
espejo donde se puedan reflejar; un desarrollo sostenible, que uno vea la transformación en materia de
infraestructura, de proyectos productivos, de artesanías”.
La autoridad de la comunidad, Luis Angel Pushaina, cuenta la historia de su tierra, de cómo las adquirieron
producto de una negociación junto a sus hermanos y más adelante las dividieron. “Hace muchos años dividí con
mis hermanos el territorio, yo me quedé aquí y le puse Los Maticos porque un día tuve que dar el nombre para
que me ubicaran y yo no sabía qué poner, no lo había pensado, un alijuna (persona que no es indígena) que
trabajaba por la zona me recomendó que la llamara Los Maticos y así quedó. Aquí vivo con mis hijos cerca de la
línea férrea, tenemos una buena convivencia con Cerrejón. Por cambios en el clima nos estamos adaptando,
pero seguimos avanzando”.
Larga vida a una comunidad que trabaja día a día por un relacionamiento armónico con sus vecinos, entre ellos
Cerrejón, con quienes han trabajado varios proyectos de la mano: “Somos una comunidad que siempre ha
estado presta a tener ese relacionamiento armónico con Cerrejón. A través del de la sentencia T-704 del 2016,
priorizamos cinco proyectos como soluciones de agua que nos permite acceder a ella las 24 horas, la parte
productiva con el emprendimiento inicial de una hectárea de melón, implementamos fortalecimiento productivo
con compra de ovino-caprino y artesanías.
Todos esos proyectos fueron diseñados y ejecutados por la comunidad. Gracias a la compañía fui becado con un apoyo de manutención económica del 100%. Cerrejón ha sido un aliado muy importante para la comunidad, nos tiene en cuenta en todos esos proyectos sociales que han implementado: entrega de hilos, proyectos de mejoramiento de los pozos y molinos”, menciona el líder.
Larga vida a una comunidad que cree que ese melón y su comunidad tienen todo que ver: “Sí tiene mucha
relación, siempre nos hemos proyectado a que esas iniciativas sostenibles no nos queden solo a nosotros los
jóvenes, sino también a las nuevas generaciones que vienen detrás. Por eso sí tiene una relación con el nombre
de la comunidad, porque acá nos caracterizamos por tener esa fortaleza de querer salir adelante, de querer ser
una comunidad productiva, desarrollada”.
Larga vida a Los Maticos, una comunidad que puso su nombre un día de afán por sugerencia de un alijuna, pero
que hoy lo define y describe perfectamente un melón, el de la larga vida. Larga vida, como en las monarquías,
para este territorio y para todo lo que hagan.