Dolor de patria y vergüenza de país es lo que podríamos sentir algunos guajiros de bien al escuchar la triste noticia de la empresa Enel Colombia, que anunció la suspensión indefinida de la construcción del Parque Eólico Windpeshi en territorio de la Alta Guajira, tras agotar las instancias corporativas internas, concluyendo en la imposibilidad de garantizar los ritmos constructivos del proyecto debido a las constantes vías de hecho y altas expectativas que superan el marco de actuación de la organización.
Lo advertimos a través de nuestros editoriales y las noticias que publicamos, pero la silenciosa dirigencia de La Guajira entró en un silencio elocuente, en donde solo escucharon nuestro llamado y ellos guardaron total silencio, desconociendo la magnitud del problema que afecta los diferentes estamentos.
Para que una multinacional tome una decisión después de hacer millonarias inversiones en infraestructura, proyectos relacionados con educación de calidad, acceso al agua y desarrollo económico, debe haber analizado y concluido que existen obstáculos que ponen en riesgo su inversión.
Hemos insistido que las comunidades indígenas aledañas a las zonas en donde se desarrollan los proyectos de energías alternativas tienen derecho en hacer respectar y exigir los derechos que les asisten, pero creemos que las exigencias particulares que hacen algunos dirigentes para manejar la consulta previa y lo que piden las comunidades como dueñas de los territorios, frena el desarrollo del proyecto que al final detiene el desarrollo de la obra. Frena la producción y paraliza la mano de obra.
En el desarrollo de los proyectos de energías alternativas pareciera que para La Guajira no estuviera funcionando el tripartismo, una dinámica del diálogo social en la cual las comunidades indígenas, en calidad de actores principales del desarrollo de todos los proyectos en la zona, desconocen las instrucciones del Gobierno y afectan a las empresas que siembran su capital con el fin de producir energía limpia, generar empleo y beneficiar a las comunidades de la zona con sus programas sociales.
Hoy es Enel Colombia la que anunció que suspenderá indefinidamente la construcción del Parque Eólico Windpeshi para producir energía limpia proveniente de los recursos naturales de fuentes inagotables, mañana puede ser otra de las ya instaladas, mientras, este anuncio genera desconfianza empresarial para quienes están interesados en instalarse en estos territorios de La Guajira.
Hoy entendemos que la suspensión indefinida de la construcción de Windpeshi sería producto de la inseguridad jurídica de nuestro país, por una debilidad del Estado al no saber dialogar con las comunidades aledañas a los proyectos, por una comunidad indígena con líderes que le apuestan al beneficio particular y una sociedad que prefiere guardar silencio y someterse a la vergüenza en el mundo de los negocios.
Pero bueno, muchos le apostamos a que el desierto avance con sus arenales, que el Sol siga quemando la piel y los vientos maltraten las mejillas de sus habitantes naturales, antes que esas bondades de la naturaleza las convirtamos en desarrollo, empleo y programas sociales.