Este 6 de marzo se cumplen 97 años del natalicio del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
El Premio Nobel de Literatura, nacido en Aracataca, Magdalena, en 1927 y fallecido en 2014 en Ciudad de México a la edad de 87 años, dejó escrita la que sería su última obra, que su viuda Mercedes Barcha nunca quiso publicar.
Fueron sus hijos, Gonzalo y Rodrigo, quienes cumpliendo al pie de la letra la última voluntad de su padre: “Cuando yo muera hagan con lo mío lo que quieran”, quienes decidieron sacar a la luz esta magistral novela póstuma, en homenaje a dos fechas importantes, los 10 años del fallecimiento de Gabo y su natalicio 97.
Se titula ‘En Agosto nos Vemos’, que 15 años antes de morir comenzó a escribir el máximo exponente del realismo mágico y quien pidió en vida destruir la obra al no convencerlo del todo.
Sin embargo, sus hijos decidieron rescatar el borrador de donde estaba almacenado, en los archivos personales de García Márquez en el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas en Austin.
Afirman sus herederos que la inconclusa novela ( advierten que es la última de su padre) tiene muchos y muy disfrutables méritos propios de la literatura del colombiano más universal, por lo que no pensaron en destruirla, sino en preservarla.
García Márquez sostuvo en alguna entrevista que ‘En Agosto nos Vemos’ comenzó como un cuento pero poco a poco fue convirtiéndose en una novela. No obstante, no terminaba de convencerle el resultado final, por lo que seguía una y otra vez reescribiéndola.
La novela, que fue lanzada este 6 de marzo en la Biblioteca Gabriel García Márquez en Barcelona, España, narra las visitas que Ana Magdalena Bach realiza cada mes de agosto a la isla del Caribe donde se encuentra enterrada su madre para visitar su tumba. Allí se acuesta con un hombre que conoce en el hotel donde se aloja. Un texto acerca del deseo femenino y las ganas de vivir a pesar del tiempo pasado.
El libro consta de 120 páginas e incluye notas del manuscrito original del autor. Las primeras críticas de quienes lo han leído coinciden en que en la novela se observan destellos literarios propios del gran escritor pero su calidad en conjunto no está a la altura de sus mejores obras.
A continuación, el primer párrafo de la novela: “Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano y como único equipaje un maletín de playa. En la fila de taxis del muelle fue directa a un modelo viejo carcomido por el salitre. El chofer la recibió con un saludo de amigo y la llevó dando tumbos a través del pueblo indigente, con casas de bahareque, techos de palma amarga y calles de arena ardiente frente a un mar en llamas. Tuvo que hacer cabriolas para sortear los cerdos impávidos y a los niños desnudos que lo burlaban con pases de torero. Al final del pueblo se enfiló por una avenida de palmeras reales donde estaban las playas y los hoteles de turismo, entre el mar abierto y una laguna interior poblada de garzas azules. Por fin se detuvo en el hotel más viejo y desmerecido”.
Con información de esquire.com
