En Colombia, mucho se habla de Ecología. Existen grupos en diferentes lugares del país, desafortunadamente sin ninguna coherencia que los dirija; muchos son los objetivos fijados, desafortunadamente muy pocas las realidades a la vista.
Estamos sufriendo las consecuencias de una gran escasez de alimentos y de muchos otros recursos esenciales para la subsistencia: agua pura, tierras fértiles, aire incontaminado.
Pero aun así no tomamos conciencia del problema y en la forma más insensata, abusivamente continuamos el camino de la depredación devastando lo poco que queda de recursos naturales, en un ansia incomprensible de bienestar material, aniquilando abiertamente las reservas fuente de vida y rompiendo tercamente, con gravísimos riesgos, el equilibrio ecológico. Vamos en un reverso acelerado.
La ecología nacional está en relación con un supuesto esencial de nuestro desarrollo: el porvenir del potencial agrícola. Para producir y generar divisas, debemos dar atenta prioridad a la protección de la tierra.
¿O acaso es posible continuar constatando la ruina de los campos, la destrucción de los bosques, la contaminación de mares y ríos, la polución que hace irrespirable el ambiente de las ciudades, la desaparición de especies animales y vegetales y la terminación de nuestros incomparables paisajes?
No solamente gobernantes, científicos y agrupaciones ecológicas, sino absolutamente todos, debemos contribuir para salvar lo que aún resta de nuestro ambiente natural. La vida natural es un ciclo en el que el mal funcionamiento de una instancia perjudica a las demás. Con tala incontrolada llega la erosión, y la sequía y la contaminación pueden terminar con la fauna. No tenemos una política adecuada para el campo. La preservación de los recursos naturales no ha podido andar, ¡y quién sabe si lo haga por la politización! Se habla de la creación de un Ministerio del Mar, o de la Pesca, etc., dando obviamente perfil político al hecho. ¿No sería más lógico que tal Ministerio, si llegase a ser creado, fuera de los Recursos Naturales? Debe buscarse unificación a la gestión ambiental y no multiplicación inútil de entes burocráticos.
El ánimo de este comentario, no es otro que el de participar en las interminables discusiones que a la postre no muestran resultados. Citamos como ejemplos Congresos, Seminarios, Cursos y mesas redondas, con conclusiones que no tienen la cabal y enfocada concientización para el común de las gentes, centrando extensos contenidos en contados y costosos volúmenes con criterio elitista, que no son aprovechados y terminarán engrosando toneladas de papel desechable. ¡Esto no es hacer ecología!
Es urgente tomar conciencia, rehabilitar y mejorar todos los sistemas para lograr muy seria atención para la Ecología, dentro del marco de preservación y defensa para los diversos elementos de la naturaleza, para la maravillosa ciencia ecológica como la única mira de la salvación.