Me llamo Loli Luz Arregocés Marulanda, desde hace diez años soy empleada de Cerrejón en donde me desempeño como operadora de Manejo de Aguas. Hago parte de un maravilloso grupo conformado en su totalidad por hombres. Mis tareas han sido vistas desde siempre como “trabajo de hombres”.
Sin embargo, mi empresa y mi supervisor me apoyan, creen en mí y ante su confianza me he asegurado de demostrarles que las mujeres sí podemos hacer minería responsable.
Esta parecería ser la labor más exigente que realizo en mi vida. Yo, no estoy de acuerdo.
Existe otra labor muy exigente y que me hace levantar todos los días, la cual he aprendido a combinar con mis otras labores. Esta otra labor tiene nombres: Marisol y Santiago, mis hijos y mi mayor orgullo.
Viendo a tantas otras madres mineras que trabajan en diferentes áreas de mi empresa, me doy cuenta de que nosotras tenemos una fuerza natural, desbordamos ingenio para combinar ambos roles, que nada nos asusta, que somos capaces de afrontar el día a día con fe y que no conocemos la derrota.
Por mi parte, no estoy sola. Lo he logrado porque he tenido el apoyo de otra gran mujer, mi madre y por supuesto, la incondicionalidad de Edwin, mi esposo. Lograrlo es posible también cuando trabajas con hombres que te aceptan y no te discriminan, mi equipo lo hizo y por eso tengo la opción de elegir.
En estos días que se celebra el Día de las Madres, quisiera dar gracias a Dios por darme la energía para poder cumplir con entusiasmo y amor todos mis roles. Pero quiero dar gracias también a las otras mujeres que me han demostrado que sí se puede y a mis hijos, por hacerme tan feliz.
*Loli Luz Arregocés es empleada de Cerrejón.