Actividades que demandan mi atención habían determinado una prolongada ausencia de las páginas de este medio.
Pero lo ocurrido en el Séptimo Congreso Nacional de Minería realizado en la ciudad de Cartagena y en la que el presidente Gustavo Petro al clausurarlo emitió una consistente, coherente y esperada carga de profundidad, además de la importancia que para los guajiros y cesarences ostenta la minería de carbón, me obligaron a realizar un breve receso a lo que ahora ocupa mi tiempo, para consagrar estas cuartillas a lo señalado. Adicionalmente y lacónicamente me referiré a los últimos acontecimientos relacionados con las expresiones de la Ministra de Minas y Energía.
La intervención preliminar de Juan Camilo Mariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería y quien aludió a las consabidas cifras en materia de impuestos de renta, regalías, generación de empleo de la minería de carbón, lució patética, ya que como era obvio, no encontró el eco acostumbrado con gobernantes antecesores. El funcionario, quizás el menos autorizado para hacerlo, apelaba a una transición justa y equilibrada en la que, por supuesto, recomendaba y sugería tener en cuenta lo que ella significa para familias, trabajadores, para la región y la industria del carbón en general.
Está absolutamente demostrado que ninguna de las cifras usadas para justificar la extracción del fósil compensan los enormes impactos o externalidades negativas que la industria propicia en regiones sedes de esas megaexplotaciones. Mariño, con muy poco o probablemente ningún éxito, intentó persuadir a Petro que no se modifique la Reforma Tributaria, o en otras palabras, que no se cambie la estructura tributaria que gravará con mayor rigor a la minería de carbón y demás fósiles.
Lo anterior lo hizo desesperadamente, a sabiendas que su interlocutor –Gustavo Petro– considera a la minería de carbón como la mayor fuente de emisión de gases de efecto invernadero. Reafirmado magistralmente por el presidente en su disertación. No cedió un ápice en su reparo personal, profesional y científico sobre las consecuencias del extractivismo. Convocó a intensificar la búsqueda y exploración de minerales denominados estratégicos como: litio, níquel, cobalto, cobre, etc., fundamentales en el proceso de transición energética. Le dio un espaldarazo a la ministra de Minas y Energía en su tesis del decrecimiento económico. Insistió en que buena parte de los recursos a recaudar con la Reforma Tributaria provendrán con total justicia de los impuestos a los fósiles, recordó que ellos son propiedad pública, al provenir del subsuelo, son propiedad del Estado, de la sociedad, de manera que, a cambio del usufrutuo de esos recursos por 0los particulares al pagar regalías, Impuestos y demás pagos realizados al Estado, no constituyen nada distinto a revertir una parte de las enormes utilidades que se obtienen de su comercialización en el mercado internacional.
Las disquisiciones ambientalistas a las que acudió el presidente revalidaron ante el auditorio sus teorías y su alta valoración por la naturaleza y por la política de la vida.
En cuanto a las expresiones de la ministra de Minas y Energía son absolutamente entendibles, la incomprensión por parte de la galería de la oposición, el modelo económico y social imperante hasta el 7 de agosto, no solo apunta a imponernos sus hábitos y costumbres consumistas, también trata de aplicar un pensamiento único, uniforme, de manera que cualquier cosa que rebase esos límites es ininteligible.
La noción de decrecimiento económico planteado por la ministra no tiene nada que ver con una ligereza o un acto de ignorancia funcional al cargo que ostenta. Simplemente está llamando la atención sobre la necesidad de frenar el crecimiento desbordado y desmedido de las grandes potencias económicas del mundo por las consecuencias inimaginables y dañinas sobre el Cambio Climático. No es una necedad como quieren explicar algunos, es una petición absolutamente justa y acorde con el periodo contemporáneo.
Tanto la postura y el lenguaje del presidente como la de la ministra, sencillamente corresponden a los tiempos que corren, al nuevo paradigma en materia económica, productiva y política que estamos transitando. Asistimos a un nuevo escenario, apenas entendible. A muchos les cuesta asimilar el gobierno del cambio, de trasformaciones materiales, sociales, económicas, culturales. Por supuesto presupone un lenguaje, estereotipos y modales distintos. Se interpretará según el saber y leal entender.