A pesar de los detractores del proyecto de las Pilas Públicas, que nacieron en el marco del programa Guajira Azul, como respuesta a la sentencia T-302 de 2017, las construidas están funcionando y son un ejemplo de organización diferencial de las comunidades wayuú.
Y precisamente fueron las mujeres wayuú que se dieron a la tarea de conformar las empresas en el marco del esquema de organización de usuarios para administrar el servicio y entregar agua potable a sus comunidades.
Cada pila pública cuenta con su empresa, debidamente constituida para lograr que sean sostenibles en el tiempo, como lo explica Aleida Tiller, de la comunidad de Orroco, donde se encuentra una pila aferente que depende de la principal ubicada en Sararao.
“Nosotros somos una organización que surgió de 80 comunidades, que conforman lo que son los usuarios de la pila del modulo tres de Sararao, nos conformamos en una corporación que es la WuinAnaasu que significa agua saludable, algo que históricamente los wayuú no hemos tenido”, dijo.
Como operador, la empresa está inscrita ante la Superintendencia de Servicios Públicos, la Creg y cuenta con permiso sanitario del departamento de La Guajira, y trabajan en convenio con la Alcaldía de Maicao, para mantener una formalidad.
“Somos de los pocos prestadores en La Guajira que estamos trabajando con todos los lineamientos de ley para todos los operadores en la zona rural, hemos tratado de ser muy juiciosos con la generación de nuestra factura a través del cargue de información del sistema único de servicios públicos para poder darle una sostenibilidad al proyecto”, dijo.
Puntualizó que la factura se le genera a la Alcaldía de Maicao para el pago de los subsidios, recursos que utilizan para cancelar el salario al personal operativo y la compra de químicos para mantener la potabilidad del agua.
Aleida es trabajadora social, muy orgullosa de ser wayuú, siempre ha trabajado en comunidades donde las realidades son las mismas en el sentido que las familias han tenido que consumir agua sin ningún tipo de tratamiento afectando de alguna manera su salud.
“Con este proyecto los problemas de salud han mejorado desde la construcción de las pilas en la zona, ciertamente no cobijamos a toda una población, pero los que se benefician actualmente reconocen el valor de la iniciativa”, afirmó.
Explicó que el centro de producción es la pila principal que se encuentra en Sararao, de allí el carrotanque lleva agua a las pilas aferentes de Majayurumana, Masamana y Ulayn, donde se entrega a cada una de las familias que se suscriben al servicio y que deben entregar una tarjeta con códigos de barras para registrarlos en el sistema que sube la información en tiempo real para tener el control sobre el agua que entregan de acuerdo con las necesidades de los usuarios.
“El agua es para el consumo y para la cocina, para otras actividades utilizan las fuentes convencionales”, precisó.
Roxana Vangrieken, es una joven wayuú, comprometida con la iniciativa de la Pila Pública de Sararao, donde ejerce como auxiliar administrativa, construida en un espacio de territorio tranquilo, que cuenta con los servicios de una UCA, y unaescuela donde los niños reciben clases diariamente en su lengua ancestral el wayuunaiki.
Roxana trabajó con la empresa responsable de la construcción de la pila pública, donde levantó la línea base de todos los componentes. “Logramos levantar la línea base a 81 comunidades, que en verdad creen en el proyecto”, dijo.
Recordó que trabajaron casi un año para organizar la Corporación, logrando el respaldo de las autoridades tradicionales quienes han brindado todo su apoyo para que la iniciativa realmente funcione.
“Poco a poco en el andar hemos ido aprendiendo porque tampoco lo sabemos todo, aprendimos a conformar nuestra Corporación para prestar el servicio a las familias wayuu”, dijo.
Roxana es una convencida que las pilas públicas sí funcionan y que realmente están prestando ese servicio de acceso a agua potable que les fue negado durante mucho tiempo.
En tanto, María José Pérez Barliza califica como una experiencia positiva, gozar después de tantos años de agua potable, gracias a la construcción de la Pila Pública Casa Azul en Manaure, porque se ha evidenciado el cambio en el vivir de las familias wayuú de la zona.
“Anteriormente se abastecían de un sistema tradicional a través de molinos o jaguey, ahora con la implementación de este modelo de pilas aferentes la calidad de vida ha mejorado”, dijo.
Añadió que también se organizaron a través de la asociación Painwajirrawa A asaaWin que traduce “Todos unidos por el agua”, que presta el servicio a 2.781 familias beneficiando a más de 12 mil personas.
Puntualizó que el punto de producción se encuentra en el casco urbano de Manaure, a partir de allí se surte de agua a las seis pilas aferentes por medio de carrotanques cisternas.
“La asociación se encarga de la operación, a través de un reporte diario que hacen los operadores de las seis pilas aferentes”, dijo.
Oneida Fernández indicó que la iniciativa es una buena alternativa para que las comunidades wayuú dispersas en el territorio puedan acceder a agua potable.
“Es algo beneficioso, en una comunidad desértica wayuu de la Alta Guajira, hemos sido bendecidas y damos gracias a Dios de contar con este proyecto”, precisó.
Oneida administra la Pila pública de Amalipa, que cuenta con dos aferentes.
Las pilas
En el marco de la estrategia del programa Guajira Azul, actualmente en el departamento de La Guajira se encuentran operando las pilas públicas de Casa Azul, Sararao, Wimpechi y Amalipa, donde se invirtieron más de 25 mil millones de pesos, algunas ejecutadas bajo la estrategia de obras por impuestos.
Recientemente se entregó por parte de la empresa de Servicios Públicos de La Guajira, un carrotanque para la pila publica de Romonero.
En ese sentido, la gerente de la empresa de Servicios Públicos, Andreina García, confirmó de la construcción del sistema de pilas públicas en Punta Espada, Puerto Estrella, Flor de La Guajira, además de Sichichon, Rirritana y La Gloria, en los municipios de Manaure, Uribia y Maicao.