A medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2026 en Colombia, el panorama político se intensifica, y dentro del oficialismo surgen diferencias entre dos figuras clave de la izquierda: la senadora María José Pizarro y el exsenador Gustavo Bolívar. Ambos son considerados posibles candidatos del Pacto Histórico para suceder a Gustavo Petro, pero sus relaciones personales parecen estar lejos de la armonía política que se esperaría.
Bolívar, actual director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), ha sido claro sobre su postura frente a una eventual candidatura de Pizarro.
En una entrevista con el medio Cambio, fue tajante al afirmar que no tiene, ni tendrá, una relación con la senadora. «Si María José Pizarro llegara a ser la candidata de la izquierda, yo respetaría eso, sería una decisión del movimiento, pero yo no votaría por ella», declaró, sugiriendo diferencias personales de larga data. «Yo no trabajo con personas que no son buenos seres humanos», añadió, dejando en claro que sus diferencias con Pizarro van más allá de lo político.
La respuesta de María José Pizarro no tardó en llegar. A través de la red social X, la senadora mencionó la importancia de la unidad en la lucha por las causas que promueve el Pacto Histórico. «Quien defienda la vida, busque la paz, luche de forma genuina contra la corrupción y la desigualdad es y será mi aliado», escribió, dejando entrever su disposición a buscar consensos más allá de las diferencias personales.
Las encuestas recientes posicionan tanto a Pizarro como a Bolívar como los rostros más visibles de la izquierda de cara a las elecciones de 2026. En algunos sondeos, Pizarro supera a Bolívar, mientras que en otros, es el exsenador quien lidera las preferencias. Ambos se perfilan como los principales contendientes dentro del oficialismo, en un escenario que también incluye a figuras de la oposición como María Fernanda Cabal, Germán Vargas Lleras y Juan Manuel Galán.
El desafío para el movimiento político que representa Gustavo Petro será superar estas divisiones internas y construir una plataforma unida, en un contexto donde el regreso del uribismo o la nueva derecha radical se plantea como una posibilidad en 2026.