Después de casi siete meses de interinidad en cuerpo ajeno, finalmente la terna se decantó por la doctora Diala Wilches y el Gobierno nacional la designó gobernadora de La Guajira hasta la terminación del período de gobierno.
Y enseguida aparecieron diferentes opiniones y reacciones para destacar su experiencia en el sector público en diferentes cargos que ha ocupado, pero considero que no son de la trascendencia para decir que tiene suficiente experiencia para asumir la responsabilidad de administrar un departamento como La Guajira al que se le han identificado todos los problemas del mundo; tampoco cuenta con la suficiente experiencia política que se requiere en el desempeño de cargos de tal naturaleza; más bien se le podrá abonar su cercanía con el senador Alfredo Deluque, si es que eso tiene algún valor, porque ha sido su secretaria funcional desde hace varios años. Para el desempeño de la función pública no solo valen los títulos, sino también la experiencia. Los solos cartones sirven es en los tugurios. Los gobiernos se ejercen con teoría y práctica.
De todas maneras, y haciendo un esfuerzo de objetividad, debo admitir que todos en la vida merecemos un juicio justo basado en hechos concretos, y espero que transcurran los diez meses que hacen falta para terminar el período de gobierno y así establecer lo que haya llevado a cabo, diferente a ordenar el pago de la nómina de la Gobernación.
Cualquier crítica o evaluación de la gestión de la gobernadora se debe basar en su desempeño material y en los resultados que logre para resolver los problemas de la gente, con base en el plan de desarrollo que encuentra, el cual ya no merece modificación porque la hace perder tiempo y atrasa la continuidad de los programas.
Sinceramente, no quiero que le suceda como al interino en cuerpo ajeno que pasó con más pena que gloria, y ni siquiera fue capaz de dejar un ladrillo pegado en su natal Villanueva.
De todas maneras, es preocupante que la doctora Wilches no haya tenido a su cargo ni siquiera el manejo de una caja menor, y de un momento a otro tendrá que tomar decisiones con base en números de más de doce dígitos, y para eso hay que estar preparados o puede salir corriendo del miedo. Es un riesgo muy alto que la gobernadora no haya sido ordenadora del gasto de nada.
Pero pensando con el deseo, supongo que se dejará orientar de los buenos funcionarios del equipo de gobierno que encuentra, como es el caso de la secretaria de Hacienda, que demostró su capacidad sacando adelante el proceso de intervención económica para financiar los pasivos que por largo tiempo han azotado las finanzas del Departamento.
Y que ojalá tenga en cuenta al contingente de profesionales guajiros que tienen suficiente capacidad y honestidad; porque es un hecho probado que en La Guajira hay muchos profesionales idóneos y capaces, conocedores de la realidad departamental y de los problemas que se padecen, dispuestos a apoyar un gobierno que es frágil desde la cabeza. ¡Los guajiros deben estar primero!
También me preocupa que, por su marcado origen político, instrumentalicen el gobierno con ocasión de la campaña política y la vigencia de la ley de garantías, para que luego la gobernadora termine en líos con los órganos de control. Voy a orar por ella.
Lo más irónico es que, a pesar de los resultados que obtuvo el Pacto Histórico en la primera y segunda vuelta en La Guajira, el presidente no lo haya tenido en cuenta para darle un cambio al Departamento. ¿Qué pasó con las congresistas wayuú?
Y, por último, de manera respetuosa le digo a la gobernadora que la función de un líder público es trabajar por el bienestar de su comunidad y tomar decisiones responsables e informadas en beneficio de todos los ciudadanos.
Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí..
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