En medio de la crisis que vive el país, la figura política que más se ha valorizado en el sector de la derecha se llama Germán Vargas Lleras. El gobierno, para recuperar sus fuerzas políticas, decidió entregarle todo a este siniestrado candidato presidencial y, con el ánimo de recobrarlas mayorías en el Congreso y sobreaguar la moción de censura contra el ministro de Defensa, Diego Molano, le dieron el Ministerio de Comercio con María Ximena Lombana, le darán el Ministerio del Deporte con Guillermo Herrera y ya tiene los ministerios de Salud y TIC.
Vargas, también pretendía, con su ambición politiquera, el Ministerio de Vivienda y la Cancillería, pero Duque no aceptó y a cambio sí van a darle algunas agencias del Estado. Y eso no es todo, Uribe, el jefe máximo, ante el inminente desastre que ha sido el gobierno Duque que los tiene a punto de perder el gobierno para 2022 y a sabiendas de que necesita coaliciones para ganar y un candidato jugado, no le queda de otra, si bien no es de su entera confianza, Vargas Lleras será el elegido, porque tiene cancha, experiencia y un caudal electoral de 1.5 votos para arrancar, aunque sea el mismo personaje tosco y de malas maneras que cocotea escoltas y trata mal a la prensa, al fin y al cabo, los candidatos del Centro Democrático no despegan: Tomas Uribe nunca pasó del 4%; Paloma Valencia y Rafael Nieto nunca se posicionaron y cuando trataron de reencauchar a Oscar Iván Zuluaga, su pasado en Odebrecht volvió y lo sepultó; también intentaron con Marta Lucía Ramírez, pero Uribe se dio cuenta temprano que tampoco tenía futuro y la obligó a desistir, a cambio de la Cancillería.
Ahora, el único objetivo de Uribe es frenar el Tsunami Petro que cada día crece más en las encuestas y como el argumento de Venezuela ya no les está funcionando, procuran, desde la Revista Semana, responsabilizarlo del paro y de los bloqueos para debilitarlo, peroesta apuesta ha causado un efecto contrario y le están haciendo la campaña al enemigo.
Se equivoca una vez más Uribe, como ya hizo con Santos y con Duque, ahora elige a un político del establecimiento centralista, cuando la gente está protestando en las calles precisamente contra lo que representa Vargas Lleras, la politiquería y la corrupción soportada en clanes regionales como los Char en el Atlántico, los Aguilar en Santander y los Gnecco en el Cesar, solo por citar tres ejemplos de lo que sería su plataforma; además de ser más traidor que Santos, porque está demostrado que se une con quien sea únicamente por darle de comer a su apetito burocrático y de poder.
La derecha tiene que frenar a la izquierda como sea y Vargas Lleras, quien no tenía aspiraciones definidas, decide lanzarse pensando que ahora sí será presidente y, más, con el apoyo de Uribe.
Es increíble la falta de raciocinio de estos políticos que han llevado al país por el despeñadero, que no sean capaces de leer lo que está sucediendo e insistan mediante acuerdos nefastos, en tratar de mantener el poder subestimando un estallido social que llegó para quedarse, una primavera de jóvenes que puede permanecer hasta las elecciones de 2022, cuando se opte por un cambio.