La pluma dorada en esta ocasión se inspira en el lenguaje y el pensamiento, que toman cuerpo y forma en el sonido de las palabras y las estructuras de lo que finalmente llaman el idioma.
En Colombia, según la historia que se ha leído, luego de una invasión, colonización, conquista y liberación del gobierno español, este dejó a su paso su lengua, obligando a casi un 80% de los nativos a remplazar las propias y adoptar la de los españoles, quienes incidieron en todos los sistemas que hoy tiene Colombia y casi toda Latinoamérica.
“Aprender un idioma es tener una ventana más desde la qué observar el mundo”: Proverbio chino.
Un pasado que te hace parte de esta celebración que se simboliza cada 23 de abril, atendiendo el aniversario de la muerte del gran genio de las letras españolas, Miguel de Cervantes. Casualmente, la fecha coincide con el fallecimiento del más prestigioso dramaturgo inglés, William Shakespeare. De ahí que ambas lenguas compartan el día, casualidad o coincidencia, son capítulos que se suman al tiempo, lo que ha permitido descubrir la capacidad de resistencia que hace a los colombianos únicos, la suma de la mezcla de un pasado fracturado y enmendado, que deja descubrir su piel firme, gracias a la fuerza de su raza nativa y guerrera, que jamás se dio por vencida, de lo contrario, utiliza el idioma español para poder contar su verdad, poder escribir su pasado y fortalecer su cultura ancestral, poder exigir al tiempo el reconocimiento de su lucha, de su resistencia y existencia, en cada una de las letras que los escritores colombianos han podido plasmar en su obras, en sus libros.
Entre los más destacados: ‘Cien años de soledad’, con el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez; ‘La rebelión de las ratas’, de Fernando Soto Aparicio; Rafael Pombo, poeta y fabulista; Jorge Isaac, poeta; Candelario Obeso, precursor de la poesía negra; José Eustasio Rivera, autor de la novela ‘La voragine’; Andrés Caicedo, Antonio Caballero, William Ospina, Laura Restrepo, Piedad Bonnett, Fernando Vallejo, Mario Mendoza.
En La Guajira tenemos a Vicente Siosi, Esthercilia Simanca, Weildler Curvelo, Amylkar Acosta Medina, entre otros, que con su pluma siguen descubriendo la riqueza que baña a este país mágico, lleno de historias por seguir escribiendo y leyendo.
“Habla una nueva lengua para que el mundo sea un nuevo mundo”: Rumi.
El idioma, una lengua que permite la desnudez del alma, la renovación del espíritu, la manifestación más perfecta del pensamiento, el instrumento más poderoso de la existencia humana. La palabra, esa que toma forma con la tinta fina de cada pluma al recorrer las líneas imaginarias de la hoja en blanco, en la que finalmente descarga los distintos mundos, paisajes, personajes reales e imaginarios.
No se puede negar que Colombia fue conquistada, pero luego hizo la mejor conquista al adoptar el idioma español. La mejor adopción, pues con el mismo idioma aró las cadenas que la condenaban al destierro total de las raíces de su historia.
El Idioma ha sido la llave del conocimiento que le permite seguir abriendo puertas, conocer y alimentar el sentido de du existencia.
“Soy el desesperado, la palabra sin ecos, el que lo perdió todo y el que todo lo tuvo”: Pablo Neruda.