Gracias a la invitación que nos hizo Judith Pinedo Flórez, alcaldesa de Cartagena (2008 -2011), pudimos llegar del 20 al 30 de julio de 2010 a Cartagena de Murcia, ciudad española situado en la costa del mar Mediterráneo que celebra anualmente el festival ‘La Mar de Músicas’, evento organizado por el Ayuntamiento local.
Para el 2010, Colombia era el gran invitado por contar con Cartagena de Indias (Bolívar) y Cartagena del Chairá (Caquetá), año en la cual se reunieron las 6 cartagenas que hay en el mundo y un tanto de ciudades con el nombre Cartago que para los cartageneros o cartaginés son consideradas también poblaciones hermanas, simplemente porque sus nombres nacen de la misma comarca.
Para ese evento fueron invitados el compositor Adolfo Pacheco, Julio Rojas Buendía el dos veces Rey del Festival vallenato en 1983 y 1994 con su agrupación, e Ismael Fernández Gámez en calidad de presentador de los dos artistas y conferencista del evento organizado por la concejalía cultural del Ayuntamiento de Cartagena de Murcia, en donde Adolfo Pacheco tenía libreteado las canciones que iba a cantar y en medio de la euforia que yo tenía como presentador y ante la multitud de los asistentes de la Plaza del Ayuntamiento, me acordé de Villanueva, mi tierra, y fue allí en donde le pedí al maestro Adolfo Pacheco que cantara ‘Los Gallos’, un merengue de la autoría de Armando Zabaleta, grabada en 1978 en la producción ‘Talento sabanero’.
Cuando le anuncié la canción, hubo un silencio unánime, pero también una mirada fusilante de compositor. Honestamente no sabía que pasaba, menos mal que Julio Rojas no se sabía la canción y el maestro solo pudo decir “Sigamos con El mochuelo”.
Una vez finalizada la presentación y en medio de la multitud de colombianos que querían tomarse fotografías con Adolfo Pacheco, el maestro no tuvo nada que ver con ese público que lo buscaba para enseguida increparme y decirme “Tú no sabes que aquí en España están prohibidas las peleas de gallos y cómo vas a pedir una canción que habla de peleas de gallos”. Yo le respondí “Maestro disculpe, pero no sabía que aquí en España estaban prohibidas las peleas de gallo” y fue así porque en medio de la presentación me acordé de Villanueva porque estaba en Cartagena, principalmente con la estrofa que decía: “A don Vicente Caballero lo mismo el Mono Zambrano, ya le están cogiendo miedo con esa cuerda de gallo; yo los vi en la valla de Villanueva, peleando el dos y tres de febrero, le ganaron a los sanjuaneros y también a los de Cartagena” y la siguiente estrofa dice “Los gallos pivijayeros que pelearon en Villanueva, todos fueron de la cuerda de don Vicente Caballero; esa si es cuerda de gallo bueno que don Vicente ha seleccionado, porque saben pelear con la espuela y para ganar hay que matarlos”.
Por las calles de España
Al día siguiente del sofoco que le hice pasar en tarima al maestro Adolfo Pacheco, teníamos la tarde libre y comenzamos a recorrer las calles de Cartagena de Murcia, creo que no pasó media hora de camino cuando enseguida nos llegó una patrulla de la Policía a pedirnos una requisa y extrañamente los integrantes de la patrulla policial se enfocaron en Adolfo Pacheco ¿Y por qué? El maestro tenía terciado una mochila que decía palabras menos o palabras más “El gallero” del cual tenía dentro del tejido una pelea de gallo.
A todos nos apartaron y los policías se querían llevar detenido a Adolfo Pacheco por hacerle alegoría o propiciar las peleas de gallo en un país en donde estaban prohibidas. Aun nos quedaban tres noches de presentación en las discotecas y tras conversaciones de parte de Julio Rojas Buendía con los policías lograron dejar ir al maestro con el compromiso que se devolviera al hotel a guardar la mochila.
Esa noche no fue la mejor para Adolfo Pacheco en España, debido a que venía refunfuñando por la comida y en la cena que había era bocadillo ¿Cómo así que bocadillo? Si, un Sándwich o un pan partido en dos con una rebanada de pernil de cerdo que tenía colgado el restaurante autorizado para que nos dieran la cena. He allí en donde Adolfo Pacheco le entró la inconformidad diciendo “he comido bastante ñame y queso bueno para venir tan lejos a comer esta porquería. Mañana mismo me voy para Colombia porque el sábado tengo un toque en Plato (Magdalena).
Todos nos miramos las caras debido a que nos hacían falta tres presentaciones incluido tocarle al embajador encargado de Colombia en España Augusto García, en un encuentro que tenía de empresario en Madrid.
Lo cierto es que Adolfo Pacheco anocheció, pero no amaneció ya que en la madrugada se fue para el aeropuerto de Barajas en Madrid en un recorrido de más de 24 horas para llegar a tiempo a Plato (Magdalena) para ganarse -seguramente – más de un millón de pesos cuando en España por presentación le estaban a él solo una cantidad en euros que representaba cerca de los 5 millones de pesos por noche. Y como dijo Adolfo Pacheco, “Yo soy gallero y hombre de palabra”. No le importaba la cantidad que se iba a ganar, sino cumplir con el compromiso.