Se cumplen las elecciones en EEUU, con repercusión en gran parte del mundo por tratarse de la potencia que más injerencia tiene en la geopolítica, tan convulsionada en tiempos de pandemia. La situación actual del gigante del Norte, ha puesto en evidencia muchos problemas escondidos y la decadencia del liderazgo político:
Por un lado, Joe Biden, un candidato sin carisma y poca vitalidad que representa la anti-renovación del partido Republicano, va adelante en las encuestas, sin esforzarse mucho y puede darle un vuelco a todo el desastre que vive EEUU hoy, una sociedad dividida por el racismo y la desigualdad que parece haber retrocedido 50 años. Por el otro lado, la amenaza global llamada Donald Trump, quien en sus 4 años de mandato demostró lo que podía llegar a ser, un populista con escaso conocimiento del Estado, que logró formar una idea de gran líder, pese a que no lo es, con una precariedad intelectual que se le sale por los poros y un manejo personalista del gobierno que pone en riesgo a las instituciones y la relaciones internacionales; utilizó su poder para imponer un política migratoria xenófoba, apoyando grupos de supremacía blanca, promoviendo muros y separando familias; apoderándose de las Cortes para salvar amigos que violaron la ley y someter al Estado de derecho, creando un ambiente de guerra en todos los frentes, especialmente con Venezuela, y desatando tensiones con China y Rusia, siempre amenazando para lograr sus objetivos, según afirma John Bolton en su libro; despreciando el cambio climático que tanto afecta al mundo y promoviendo políticas de contaminación, a través combustibles fósiles, consumo de energía exagerado, sin frenar las emisiones.
Pero lo que tiene a Trump a 24 horas de perder su reelección, es el torpe y errático manejo que le dio a la pandemia, desestimando informes que obtuvo con mucha antelación y que tienen a EEUU en la cima, como el país más afectado del mundo, llegando a 10 millones de contagios, más de 100.000 casos en un solo día y una cifra récord de 230.000 fallecidos; y, como si fuera poco, un virus descontrolado que puede llevar a al país a la peor catástrofe de su historia; si Trump se reelige seguirá con su política de darle prelación a la economía, antes que a la vida, además de que no cuenta con un plan para enfrentarlo, como lo reconoció uno de sus asesores de la Casa Blanca.
Sobre Trump como persona, sí que hay descalificaciones; el libro de su sobrina Mary Trump, lo encasilla como ser despreciable y misógino, capaz de hacer lo que sea por el poder y el dinero, un ultraderechista evasor de impuestos, un mentiroso y que se ha logrado consolidar una fortuna haciendo las peores cosas, cimentado en su soberbia; muchos dicen que sería capaz de no aceptar los resultados si fueran por estrecho margen. El mundo está en vilo porque mucho de lo que pase nos afectará y se reflejará en la política interna de muchos países, especialmente Colombia, donde el Uribismo tiene a Trump como un dios, para replicar todos sus modelos anti-paz, anti-protesta social, anti-inmigrante infundiendo miedo con los modelos fracasados castrochavista, comunista y socialista, con un propósito claro, tomarse todos los poderes y amenazar la democracia.