Por Rafael Humberto Frías
Un reto inmenso y unos desafíos gigantescos le esperan a la gobernadora encargada de La Guajira. Conocemos de su arrojo, su temple y dominio propio para enfrentar sus sueños. Igualmente, valoramos su experiencia y sus logros ascendentes hacia las cumbres más altas, como al otro nivel que asciende hoy, con su llegada al Palacio de la Marina. Con esfuerzo la hemos visto escalar uno y otro peldaño para subir la escalera de la vida con dignidad y decoro. Por eso, pensamos que esta gran oportunidad de servirles a La Guajira y a su San Juan del alma, la asumirá con ideas progresistas para que nuestro departamento recupere su imagen y controle la profunda crisis humanitaria, tan recurrente y prolongada. También para mostrarle a la opinión nacional que La Guajira tiene mujeres talentosas, capaces de desarrollar un buen Gobierno, con políticas públicas transparentes para convertirse en una alternativa renovadora.
Por lo tanto, le asiste a nuestra distinguida gobernadora una doble responsabilidad. Primero, organizar la casa y consolidar un nuevo tiempo para La Guajira. Y segundo, gobernar con berraquera, para trascender en lo social, impulsando políticas de género para que el país conozca el talante de la mujer guajira y cambie la opinión sobre nuestro Departamento. Conocemos del emprendimiento y pujanza de la mujer sanjuanera y sabemos que ella no será inferior a los desafíos que hoy asume. La Guajira está intervenida y estigmatizada, pero lo que más se evidencia es que quienes la intervienen y la juzgan, no la conocen. No ha habido forma que el país centralista entienda, que somos la península más septentrional de Colombia, con unas particularidades territoriales y poblacionales únicas. Somos un Departamento biodiverso, con unas condiciones geográficas únicas también, lo mismo que su fauna y su flora.
Como consecuencia, las intervenciones que se hagan en nuestro territorio y nuestra población demandan un enfoque diferencial incluyente, justificando todo esto, porque el 44.5% de su población es indígena. De ahí que las políticas públicas deben ser coordinadas internamente, adquiriendo una licencia social para su ejecución, como quiera que tenemos zona de resguardos indígenas y zona de régimen especial aduanero. Desde luego, que por la caracterización del territorio y su población amerita una visión compartida y unos planes especiales de atención para tratar su cultura y su desarrollo. Esos son criterios que deben tenerse en cuenta para retomar los diálogos de la nación con la región. Igualmente, no apartarse de los postulados y el compromiso colectivo adquirido por Wilmer González Brito, en su condición de gobernador electo, quien hizo una proclamación, declarando el día de su posesión, que La Guajira es tierra de Jesucristo. Honrando a Dios y a la península, en su condición de hombre cristiano y temeroso de un ser supremo y de sus mandamientos, con lo cual se ganó los aplausos de los presentes, en señal de acuerdo con su postura de hombre de fe, igual que nuestra gobernadora en su posesión.
Además, a partir de este encargo, por mandato legal debe dársele continuidad al Plan de Desarrollo: ‘Por un nuevo tiempo para La Guajira’, como quiera que a la gobernadora y al electo gobernador los une umbilicalmente el Partido de la Unidad Nacional. Por eso, confiamos en que se avecinan nuevos tiempos para la península, con un nuevo modelo de Gobierno y nuevas prácticas administrativas y políticas. La Guajira necesita seguir enviando mensajes positivos y de cambios, rompiendo los viejos paradigmas que nos estigmatizaron en el imaginario colectivo del país. Además, necesitamos escribir con agua el progreso, terminando la represa de la Ranchería. Para lograrlo, la gobernadora encargada debe rodearse de buenos y experimentados colaboradores y trabajar con compromiso y resultados efectivos.
Igualmente, recuperar la autonomía para que cese la intervención de la educación, la salud y el agua potable y saneamiento básico, ya que resultó peor el remedio que la enfermedad y los indicadores ahora están más distantes de la media nacional.
Asimismo, estructurar un plan de gestión de los recursos del Fondeg y el Fonpet y recuperar la soberanía tributaria, para mantenerse por fuera de la Ley 550.
Mientras tanto, avanzar en la contratación y ejecución de más de 100 mil millones de pesos, de los proyectos aprobados en Ocad y continuar la gestión de la APP para el mejoramiento de la vía Cuestecita – La Florida. Asimismo, sentar las bases de un Gobierno líder en seguridad ciudadana y alimentaria, enfrentando con decisión también la crisis hospitalaria y de la Universidad de la Guajira.