El Estado es una sociedad jurídicamente organizada. Un Estado normal, es donde se da una vida social con tranquilidad y libertad. Cuando hablamos de orden en la comunidad, no hay prohibiciones, ni emergencias. En Colombia contamos con un Estado Social de Derecho, siendo esta una República Democrática con una Sociedad protegida en medio del Estado y el Derecho. Con la llegada de esta pandemia, se han presentado imprevistos y adversidades de la vida.
Gracias a la presencia de este virus, estamos pasando por una catástrofe humana, que ha ocasionado un desastre biológico que ha generado la violación de los Derecho Humanos más grandes del mundo, colocando en peligro a la sociedad. El Gobierno declara Estado de Excepción según lo contemplado en el Art 215 de la Constitución Nacional que dice: “Cuando sobrevengan hechos que perturben en forma grave e inminente el orden económico, social y ecológico del País, o que constituya grave calamidad pública, podrá el presidente, con la firma de todos los ministros, declarar el Estado de emergencia sanitaria”.
Gracias a esto podrá el Gobierno dictar Decreto con fuerza de ley; y a nivel territorial se facultará a las Gobernaciones y Alcaldías con medidas de ley seca y toque de queda por periodos determinados destinados exclusivamente a conjurar la crisis y a impedir la extensión de sus efectos. La sociedad debe estar con frenos de emergencias respecto a las libertades, en la vida social, restricciones en la economía, para evitar el contagio en las aglomeraciones de gente y así poder proteger el Derecho Fundamental a la Salud, de la Vida y gozar de un ambiente sano.
El Estado de Emergencia Social ha sido declarado con la finalidad de contrarrestar el peligro causado por el enemigo silencioso que ha estado rondando; y que ha logra la ocasión y el papayaso (descuido y desobediencia). Desafiar el virus es mortal, lo que viene atrás no es bueno dice un adagio, se pensaba que esto iba a mejorar y el golpe ha sido más fuerte. Hay que estar unido en casa en cadena de oraciones, porque en casa nada te pasa. Hay que pedirle a Dios en el Padre Nuestro que no nos deje caer en tentación y no libre de este virus que nos acecha. También toca ser obediente, responder en solidaridad al deber del cuidado para bien de todos. “Dios dice cuídate que yo te cuidare”. Todos los días debe ser un día de esperanza, donde toca darle gracias a Dios para que nos cubra con su sangre y nos dé luz en el camino para escapar de esta peste maligna.
Estamos viviendo en una sociedad desesperada, en un viacrucis de la vida en Estado de emergencia.