Terminó el Carnaval, llegó la Cuaresma, dos celebraciones totalmente opuestas. Una, de con tradición que supera 5 mil años, en donde los sumerios expulsaban los malos espíritus y los egipcios consagraban cuatro días a Apis, el Dios asociado a la fertilidad.
La Cuaresma inicia hoy miércoles de ceniza, en donde el mundo católico comienza la gran preparación de la Pascua de Resurrección, caracterizada por periodos de penitencia, ayuno y abstinencia total. Es el tiempo de reflexión, arrepentimiento y preparación para la Pascua.
Lógicamente, el mundo y sus creencias ha evolucionado de tal manera, que muchos, ya no celebran los carnavales, se van al descanso, prefieren viajar a tierras donde no exista este tipo de celebraciones; mientras que en la Semana Santa, ahora se aprovecha para hacer turismo, que incluyen grandes fiestas, conciertos, y alejamiento de las iglesias.
De todas formas, el miércoles de ceniza tiene un alto significado para quienes aún, consagran los cuarenta días antes de la Semana Santa a temas de reflexión, una mayor cercanía con Dios, revivir lo ocurrido hace 2025 años, cuando el gran mesías fue sacrificado en los Montes del Gólgota, por quienes sentían miedo a los procesos de cambio que profesaba Jesús de Nazaret.
En el departamento de La Guajira, el carnaval hasta anoche, tuvo un desarrollo en calma, con mucho sabor musical, disfraces, embarradores, casetas. Lógicamente se presentaron uno que otro desorden, propio de estos días, en donde la gente suele desbordar su felicidad, muchas veces, chocando con los momentos que sufren algunos ciudadanos que están alejados de esta tradición.
De acuerdo al balance hecho la tarde del martes, cuando los parranderos se preparaban para el sepelio de Joselito, un personaje nacido de las entrañas del Carnaval, que representa la simbología del hombre que salió de su casa la noche del sábado, fue encontrado moribundo, sucio, invadido de maicena, la tarde del martes, cuando ya el carnaval entraba en agonía.
En cada región, muchos hombres han consagrado esta fecha para meterse en un féretro y ser cargado por sus compañeros, quienes lo pasean por las principales calles, con llantos alegóricos, para simbolizar la despedida de una fiesta que tiene sus inicios en enero y termina la madrugada del miércoles de cenizas.
Afortunadamente para La Guajira fue un Carnaval sano, con pequeños lunares, como la triste muerte de un comerciante en Fonseca; los siniestros automovilísticos, en donde personas que nada tenían que ver con la celebración, perdieron sus vidas.
Vale la pena destacar el apoyo brindado por la fuerza pública, Policía Nacional, Ejército, Gaula, Goes, fiscalías, quienes unidos, al llamado de las alcaldías, las fundaciones y demás organizadores, pudieron garantizar una celebración en paz y mucha tranquilidad, en una región que en los últimos tiempos ha venido siendo perturbada por enemigos de la paz.