Pienso como muchos sanjuaneros, que ya nuestro pueblo no aguanta otra equivocación más, que la crisis ha tocado fondo y no podemos seguir improvisando. San Juan del Cesar, un pueblo de más de 300 años de historia, caracterizado por un desarrollo ordenado y una sociedad emprendedora, cívica y altruista, necesita retomar el rumbo de su desarrollo y su progreso. Atrás debe quedar esa lengua sanjuanera que ha hecho blanco en grandes iniciativas de desarrollo, propinándole un duro golpe a quienes pudieron hacer de este municipio uno de los mejores de La Guajira y el Caribe. San Juan necesita un proyecto de municipio, que cierre las brechas sociales, tan distantes de la media nacional. Que mejore los indicadores de desempeño municipal y nos reposicione en el ranking de los municipios guajiros y colombianos. Necesitamos un municipio mucho más desarrollado y competitivo, donde aquellos sectores promisorios como el turismo, la agroindustria, las potencialidades del campo, la economía naranja y los yacimientos mineros del territorio, se dinamicen como fuente de empleo digno y decente para mejorar la calidad de vida. Necesitamos un mejor vividero para las presentes y futuras generaciones. Visionar el futuro y apostarle decididamente nos evitará padecerlo. Se requiere proyectar a San Juan a mediano plazo, o sea, a diez años, y a largo plazo, o sea a veinte años o más. Para lograrlo, se debe formular un plan maestro de desarrollo municipal y actualizar el Plan de Ordenamiento Territorial para que haya coherencia en la brújula o carta de navegación que servirá de hoja de ruta para el futuro del municipio. La ejecución se hará a través de planes parciales por gobiernos de turno. Pero para lograr este tipo de propuesta, es importante el rol de la ciudadanía como protagonista fundamental en la apertura de las trochas ciudadanas hacia el desarrollo, apostándole a quien tenga un proyecto de municipio para desarrollarlo en el próximo cuatrienio. Obliguemos a los que aspiren llegar al Palacio Municipal a regir los destinos del municipio, a estructurar una propuesta programática y un plan de gobierno serio, responsable, viable y sostenible. Donde se planteen soluciones a los escenarios problemas que se han convertido en un palo en la rueda para alcanzar el progreso. Donde se presenten iniciativas y proyectos de inversión que impacten los indicadores de pobreza, desempleo, inseguridad y debilidades institucionales.
El sanjuanero por excelencia ha sido un hombre inteligente, emprendedor, calculador, con gran discernimiento y masa crítica para sortear situaciones adversas y transformarlas a su favor. Por eso, confío en que si se asume al municipio, como la gran empresa municipal de los sanjuaneros, todos saldremos ganando. Todos debemos apostarle al desarrollo, al progreso, a la prosperidad municipal, sólo así no habrá vencedores ni vencidos, porque si gana San Juan, ganamos todos y San Juan somos todos. Para lo cual debemos concientizarnos que necesitamos pintar al municipio en blanco y negro antes de dar el paso de quien será su constructor. Mirar detenidamente el proyecto de municipio, hacer las observaciones y reparos que se consideren pertinentes. Mirarlo en varias dimensiones del desarrollo, como se aborda el eje político-institucional, social, económico, ambiental, tecnológico y poblacional. Compararlo con otros modelos exitosos o fracasados para evitar que sean proyectos replicados o falsos positivos. En fin, estoy exhortando a mis paisanos a que desde ya nos detengamos a pensar en el municipio en el que queremos vivir en el futuro y a ese le apostemos en el presente. A ese municipio que esté a la altura justa de nuestras pretensiones, sin importar quién sea el arquitecto que lo edificará. Hemos perdido mucho tiempo en esta tarea, mientras en otras latitudes del país con menos capital humano, menos recursos y sin la misma posición geográfica, lo han logrado. Necesitamos un reordenamiento urbanístico, la recuperación del espacio público, la organización de la movilidad y el mototaxismo y una infraestructura más adecuada para la prestación de los servicios públicos en la cabecera municipal. Además, resolver el déficit habitacional cuantitativo y cualitativo, para absorber la superpoblación de inmigrantes venezolanos, victimas y desplazados forzosamente por el conflicto. Del mismo modo, recuperar la red terciaria para conectar los centros de producción con los centros de consumo y volver la mirada hacia el campo. Necesitamos proyectos productivos y de emprendimiento, capital semilla y crédito para campesinos, agricultores y ganaderos. Comprenden ahora por qué les hablo de un proyecto de municipio y no de un prospecto político para San Juan.