La Comunicación Social – Periodismo, fue una de las carreras que anheló Romualdo Brito López, después de haberse graduado como bachiller del Liceo Nacional Almirante Padilla de Riohacha.
Carrera que inició en la Universidad Central de Bogotá, haciendo uso de una beca universitaria que le habían dado por sus atributos a la cultura colombiana, pero también por su amor a la investigación y la facilidad que tenía desde niño en contar historias de su tierra Treinta – Tomarrazón.
Romualdo Brito entendió que la fama que le venía dando el canto y las canciones lo alejaban gradualmente del claustro universitario y lo acercaba a los escenarios y los estudios de grabación, por eso sus vivencias e historia de amor fueron narradas en más de 1.500 canciones que le grabaron en los diferentes géneros musicales.
El contar su propia historia con melodía, fue la gran fortaleza que tuvo Romualdo Brito López al componer sus canciones relacionadas con sus mujeres e hijos. Así como la nostalgia por sus paisajes, las parrandas guajiras, sus amigos, las costumbres de su tierra y los mismos indígenas wayuú de quien tomó la bandera para su defensa.
Todo esto lo convirtió en el historiográfico compositor que narró eventos y hechos en la que podemos decir al momento de su muerte no dejó cosas pendientes por narrarlas, así sea que se la adjudicaba a otra persona, para que no se dieran cuenta que él era el autor de esa narrativa musical.
El periplo narrativo de Romualdo Brito López comenzó el 6 de junio de 1971, día en que su señora madre Carmen López estaba celebrando su cumpleaños y esa noche su papá Pedro Esteban Brito le autorizó echar el trago de la parranda por haber cumplido 18 años.
En medio de la emoción parrandera compuso las canciones ‘El Dios cantor’ que relata las vivencias del compositor Leandro Diaz; ‘Flor de Villanueva’, dedicada a la novia de su tío Adaníes Diaz y ‘Mi lamento’, dedicada a Lanis Elizabeth Guerra ‘Chave quien posteriormente fuera su esposa. Estas tres canciones fueron grabadas en mismo LP por Lisandro Meza.
Quienes recuerdan a Romualdo Brito en su época de estudiante del Liceo Nacional Almirante Padilla de Riohacha, hoy Institución Educativa, siempre dicen que lo vieron acompañado de una mochila de hilo que contenía en su interior varios cassettes con las canciones inéditas y una dulzaina traída de Maicao por los vendedores del mercado público de Riohacha, instrumento que cambió después por un acordeón que aprendió a tocar auditivamente.
‘El Dios cantor’
Al estudiar de cerca la historia musical de Leandro Díaz y Romualdo Brito, la genética poética no saltó a muchas generaciones ya que los dos fueron parientes consanguíneos por el lado de María Ignacia ‘Nacha’ Díaz, Luís Guillermo Díaz Ospino y Pedro Esteban Brito, en donde afloró ese ADN poético en Romualdo Brito. El hecho de que la primera canción que compuso Romualdo Brito haya sido para Leandro Díaz y titulada ‘El Dios cantor’, se denota el grado de consanguinidad entre los dos compositores y con ello, Romualdo Brito presagió a los 18 años lo grande que sería para Colombia su tío Leandro Díaz, y poniéndolo en el plano actual, su vida y obra ha sido inmortalizada tras ser llevada a la televisión colombiana con actuación especial del cantante de música vallenata Silvestre Dangond.
Aunque para 1971 Leandro Díaz ya tenía fama de buen compositor porque le habían grabado lo mejor de su primera cosecha musical y que hoy son clásicos de nuestro folclor, ‘El Dios cantor’ compuesta por Romualdo Brito, le dio en el corazón al hombre que ve con los ojos del alma, especialmente cuando dice: “Hombe Colombia lo tiene todo, de La Guajira a la Amazona; sus cantos son bellas melodías, que hoy toda Colombia añora. Para Colombia es un privilegio, el tener a Leandro Díaz; y La Guajira por ser la cuna, que lo vio nacer un día”
Casualmente los dos compositores en la década de los 70 entregaron canciones protestantes que denunciaban las profundas desigualdades sociales de Colombia, describiendo en sus obras musicales el clamor de las clases menos favorecidas y su inconformidad frente a la desprotección del estado a las clases más débiles.
A pesar de que es imposible comparar la letra de Romualdo Brito con la de Leandro, en algún momento los dos manejaron una temática similar de protesta social encontrando entre ambos una afinidad en sus canciones, más en la época en que comenzaron a producir canciones tipo protesta y donde a través de los cantos se demostraba la desigualdad social.
Analicemos la canción de Leandro Díaz que lleva por título ‘Yo soy’ o ‘Soy’, en cuyos apartes dice: “Yo soy la angustia que vive mi pueblo, que se está muriendo de necesidad; soy el muchacho que no va al colegio, porque no hay dinero pa’ podé estudiar”, mientras que Romualdo deja plasmada la misma protesta en ‘Yo soy el indio’ complementado con apartes de ‘Mi proclama’.