En las conclusiones del XXlll Congreso del Partido Comunista Colombiano, que se realizó del 7 al 10 de diciembre, se mencionó algo que debe alarmar a la ciudadana, con lo que se denominó en dicho evento, como “resistencias territorializadas”.
Lo que se podría entender a modo de una balcanización del país, que conspiraría en contra de la Unidad Nacional, por parte de una organización política que tiene una porción de la burocracia estatal en el gobierno de Gustavo Petro; sin embargo desde la óptica leninista la cosa tendría ribetes hegemonista, pretendiendo la creación de un “bloque popular revolucionario”; por ello se podría deducir que es una “radicalización de la revolución”, igual a lo esgrimido por el chavismo en Venezuela.
Esa llamada radicalización revolucionaria, comenzaría en el 2023, con puntos específicos, como: el Plan Nacional de Desarrollo, las elecciones regionales de octubre, las movilizaciones, el apoyo a las reformas del gobierno, profundizar los cambios revolucionarios y la batalla ideológica; pero la cereza del pastel para seguir los ejemplos de las dictaduras de Cuba y Venezuela, seria la creación de los Comités de Defensa de la Revolución o colectivos, contando para ello de entrada con la Primera Línea.
De tal suerte que las organizaciones que pertenecen al sindicalismo democrático en alianza con sectores de la sociedad civil, deben rechazar en los diferentes escenarios cualquier acuerdo con grupos extremistas que responden a intereses totalitarios, que son ajenos a las luchas reivindicativas de los trabajadores y del pueblo colombiano en general; pues es bien conocido que los actos violentos que ha realizado el narcomarxismo durante décadas han afectado a la producción nacional y por ende al trabajo de millones de ciudadanos(para agudizar las contradicciones), de modo que se espera una postura enhiesta del sindicalismo democrático, que defiende esencialmente el derecho al trabajo, exaltando las libertades individuales.
Históricamente se considera como esquirol a una persona o grupo, que durante una protesta o huelga se alía con la contraparte para romper la movilización, pero también se da cuando se coaliga con un gobierno buscando adormecer a la masas negándoles sus derechos; siendo el comunismo el súmmum del esquirolaje que se ha presentado a través de los tiempos, pues desvía los objetivos específicos de una lucha social, por intereses políticos partidistas en donde no importan las reivindicaciones económicas y sociales de la población, ya que estas son reemplazadas por las ambiciones burocráticas dentro del Estado.
Es claro que las reivindicaciones realistas económicas y sociales por las que se convocaron las movilizaciones en el pasado, no se materializaron, ante el papel nefasto que jugó el totalitarismo en algunas organizaciones, dado que pusieron de primero, las ambiciones políticas abyectas pensando en la insurrección y en las elecciones, antes que buscar el bienestar de la ciudadanía, de ahí que las entidades sindicales y sociales sensatas deben aislar a esas fuerzas comunistas, que solo piensan en usar a la ciudadanía, para que sus ambiciones absolutistas tomen cuerpo.
En una lucha por las reivindicaciones cuando están presentes las estructuras marxistas, estas artificiosamente se burlan de la población de manera oportunistas, para llevar a cabo su programa político y, por ello hay que reafirmar que la protesta popular no es patrimonio de ningún movimiento político en especial, puesto que ello es inherente a todos los seres humanos que buscan mejores condiciones de vida, lo que desmiente la postura supersticiosa que tiene el comunismo totalitario sobre la lucha social.
Y en Latinoamérica el marxismo con su máscara del socialismo del siglo XXl, también ha sido verdugo del sindicalismo libre, por ejemplo en Venezuela el perturbado Hugo Chávez comenzó su gobierno en 1.999, persiguiendo al sindicalismo que no era marxista, hasta que lo atomizó, creando unas centrales de bolsillo, para sus propósitos dictatoriales y hegemónicos; cabe resaltar que miles de dirigentes sindicales han sido víctimas del régimen chavista.