El sistema democrático, aún con sus perennes imperfecciones, es sin duda un sistema político complejo –como la misma naturaleza humana–, en el que se presentan marcados contrastes en su vivencia en la sociedad, pero es el que permite mejores oportunidades y condiciones de participación a los ciudadanos para ejercer sus derechos individuales y colectivos, respetando los principios básicos en los que se fundamenta. Los colombianos debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para contribuir a preservar nuestra democracia.
Como lo han demostrado las actuales campañas políticas, y a pesar de la difícil situación social del país, nuestro sistema democrático ha permitido tener en los últimos tres meses una fiesta democrática en la mayoría de las poblaciones de La Guajira y del país, ad portas de un proceso de votación muy importante, a realizarse el domingo venidero, en el que se elegirán los senadores y representantes a la Cámara que conformarán el Congreso de la República durante los próximos 4 años, en los que su misión más importante será proteger la Constitución Política y el modelo económico, haciendo las mejoras requeridas; y simultáneamente se definirán los candidatos de tres coaliciones políticas, una de ellas claramente innecesaria, que participarán en la contienda electoral por la presidencia en los venideros meses de mayo y junio.
En La Guajira estas campañas se han caracterizado por la gran cantidad de candidatos, como nunca había ocurrido, especialmente a la Cámara de Representantes, a la que se presentaron 6 planchas, para un total de 18 candidatos; solo dos serán elegidos para ocupar los dos escaños a los tiene derecho esta circunscripción electoral.
Hemos podido observar unas campañas en las que se ha ‘invertido’ cuantioso dinero, con multitudinarias caravanas multicolores, reuniones y parrandas con derroche de alegría de sus respectivos seguidores y sonoros slogans que son replicados incesantemente a través de las redes sociales y emisoras.
Según las encuestas y los comentarios de observadores independientes, existe una reñida contienda electoral en la que no se pueden anticipar ganadores.
No se escuchó con suficiente claridad el propósito fundamental que tienen los candidatos para aspirar a ser elegidos congresistas, ni se conocen las propuestas estructuradas o los planteamientos coherentes de lo que harían en su eventual nuevo rol para sacar a este territorio del estado de atraso en que se encuentra, ni cómo contribuirían a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Aunque en la actual campaña hubo una iniciativa plausible, mediante la unión de esfuerzos de los medios periodísticos Diario del Norte y las emisoras del grupo Cardenal con la Cámara de Comercio de La Guajira para realizar unos debates radiales que resultaron satisfactorios, pues la ciudadanía tuvo la oportunidad de escuchar a los candidatos, aunque no a todos. Sin lugar a duda, fue un granito que podría marcar el inicio de un cambio en la cultura política de este Departamento.
En resumen, habrá muchos perdedores y dinero gastado que unos y otros buscarán recuperar, ojalá sin prácticas corruptas ni afectar las obras necesitadas por las comunidades. Esas que en medio de las campañas políticas también se mostraron en las redes sociales a través de videos, como las conmovedoras imágenes de los niños wayuú recibiendo clases sentados en el piso debajo un árbol.