Por Orlando Caballero Díaz
Es increíble el mal trato al que se ven sometidos los pacientes de enfermedades catastróficas, por parte de las prestadoras de servicios de salud, tanto del régimen contributivo como del subsidiado, especialmente a quienes padecen de cáncer.
Lo más grave del asunto es el carcinoma que hizo metástasis en todo el sistema de aseguramiento de la salud de los colombianos, el cual enriquece a unos pocos y condena a muerte a quienes padecen de esta enfermedad.
La política pública de salud colombiana colapsó ante la mirada complaciente de todas las instituciones del Estado y una reforma profunda del sistema no se avizora prontamente. La acción de tutela ya no es efectiva para obligar la prestación del servicio a los enfermos de cáncer, debido a que ni con el trámite del incidente de desacato se logra la oportuna atención de los pacientes con cáncer.
La Superintendencia Nacional de Salud, como un organismo técnico, rector del sistema de vigilancia, inspección y control, que incumple, entre otras, las siguientes funciones: promover el mejoramiento de la calidad en la atención en salud; fortalecer la inspección, vigilancia y control del aseguramiento en salud; proteger los derechos y reconocer las obligaciones y deberes de los distintos actores participantes en el sector salud, a través de las funciones jurisdiccionales y de conciliación; se ha convertido tristemente en la institución estatal con funciones notariales, “que da fe de la muerte de los pacientes de cáncer”, quienes fallecen por la inoperancia del sistema de salud.
La Supersalud pasa por alto lo dispuesto por la Corte Constitucional, respecto de los agobiantes trámites administrativos a que se ven obligados los pacientes de cáncer, en el proceso tuitivo de especial protección constitucional, reconocido a quienes padecen enfermedades catastróficas, degenerativas y de alto costo, como el cáncer, ordenando que estos requisitos deben analizarse con menor rigurosidad, en razón a que la posibilidad que ocurra un perjuicio irremediable sobre su salud del paciente con cáncer es inminente, en consecuencia, su tratamiento debe ser expedito.
La sociedad colombiana les ha dado insensiblemente la espalda a los pacientes con cáncer. Sin tener en cuenta que el cáncer tiene como especial característica, que afecta emocionalmente a todos los miembros de una familia, con que solo uno de ellos lo padezca. El Estado Social de Derecho, que tiene por núcleo central a la familia, reclama una pronta política pública que solucione la problemática de los pacientes de enfermedades catastróficas.