Por Hernán Baquero Bracho
El panorama de La Guajira hoy se asemeja a un juego de luces que titilan más con oscuridad que con claridad. Los hechos así no los indican. Los últimos siete gobernadores elegidos por voluntad popular están detenidos por una u otra razón. El último, el ingeniero Wilmer David González Brito, es más un preso político, porque su delito no registra esa gravedad que este Gobierno nefasto para nuestro Departamento le haya indilgado, como un pretexto para intervenir a La Guajira y es la hora que esta justicia mamerta y corrupta no le haya definido su situación jurídica. ¡Qué horror!
Producto de esas detenciones, la Asamblea actual le ha tocado posesionar a los últimos tres gobernadores y el miércoles 22 de noviembre posesionará al cuarto, a la recién nombrada gobernadora por encargo Tania Buitrago González, lo que ha originado inestabilidad institucional y jurídica y lo más grave, falta de confianza y de credibilidad no solo a nivel nacional sino departamental. Por Dios, ¿a dónde vamos a llegar? ¿Será que con la nueva gobernadora, viene un nuevo Plan de Desarrollo?
El Departamento, producto de este vaivén jurídico, ha sido intervenido por la joya de la corona, es decir por el Gobierno nacional en cabeza de su presidente, Juan Manuel Santos, que se ha convertido en el renegado para todos los guajiros. Intervención que ha sido nefasta en todas sus decisiones, en especial en la salud y en la educación y que le costará al Departamento 28 mil millones de pesos, afectando directamente a su Sistema General de Regalías. Pregunto: ¿Cuál ha sido el resultado de la intervención?
El último resultado de DNP deja muy parada a la Gobernación, quien se rajó en el manejo de proyectos por regalías y sus indicadores son de los más bajos del país, lo que pone en riesgo más de $400 mil millones que no se inviertan en La Guajira. A otros municipios como Uribia, Albania, Riohacha, Maicao y Fonseca también les fue muy mal. Solo sacaron la cara por nuestro Departamento municipios como Villanueva, Urumita, Distracción y el Instituto de Deportes, que ocupó el primer lugar; quienes hicieron las cosas bien y tuvieron una calificación sobresaliente por parte de Planeación Nacional.
La intervención del Gobierno nacional no solo ha sido en salud, educación y agua potable, también en los 26 retenes que encontramos a lo largo y ancho de La Guajira, donde pareciera que nuestro Departamento estuviera viviendo una guerra y el panorama es tan sombrío, que la península fuera Irak, donde en cada retén se librara una lucha entre Chiitas y Sunitas. A los soldados de la patria les han cambiado el fusil por un destornillador. ¡Válgame Dios! Pobre gente que le decomisan hasta tres litros de aceite, como si esto fuera contrabando. Esto indica, la desconfianza que el Gobierno nacional nos tiene. En Bogotá somos tratados como corruptos, delincuentes, narcotraficantes, bandidos y gente mala, de la peor especie. Lo más grave, no reaccionamos, solo reaccionamos para atacarnos unos a los otros, solo por el bendito poder. En esta interinidad jurídica que vive La Guajira, la expresión de moda es: Quítate tú que ahora me pongo yo.