Por José Felix Lafaurie Rivera
Hace tres años, el 4 de enero de 2016, un gobierno que se decía democrático le asestó a Fedegán un golpe artero, envileciendo la Ley y las instituciones como instrumentos de retaliación contra un gremio cuyo único pecado fue atreverse a disentir públicamente, ese derecho sagrado de la democracia, despreciado por Santos al convertir en enemigos de la paz a quienes cuestionaron las negociaciones con las Farc.
Hoy, 4 de enero de 2019, se cierra el capítulo de ignominia que rompió el hilo de la Ley 89 de 1993, que habilita al gobierno a contratar con Fedegán el manejo de la parafiscalidad ganadera. Hoy se firmó el contrato entre el Ministerio de Agricultura y Fedegán, para la administración del Fondo Nacional del Ganado.
Los ganaderos, sin embargo, solo miramos hacia atrás para honrar nuestro pasado y aprender de la experiencia, pues hoy no hay otro camino que mirar hacia delante para que, a partir de tan devastadora experiencia, no solo Fedegán, sino todos los gremios y organizaciones de la sociedad civil puedan exclamar: ¡Nunca más!
Nunca más, ni la Ley ni las instituciones del Estado serán usadas para perseguir a personas u organizaciones que expresan sus diferencias con el gobernante.
Nunca más, las personas ni las organizaciones serán perseguidas por expresar con respeto, pero con dignidad, susposiciones “políticas” frente a las decisiones que las afectan.
Nunca más el servidor público dejará de serlo para convertirse en actor mezquino de sus propios intereses, en contra del ciudadano y sus organizaciones.
Nunca más el Estado, más allá de sus competencias de ley, intervendrá indebidamente en las organizaciones civiles, para castigar a unas y favorecer a otras según sus intereses políticos.
Nunca más la relación entre el Gobierno y los gremios, y las políticas que afectan a los sectores productivos, estarán supeditadas a la adhesión incondicional al gobernante.
Nunca más un gobierno se atreverá a vulnerar los derechos constitucionales a la libre empresa, la libre asociación y la iniciativa privada, que son la base de nuestro ordenamiento político y económico.
Nunca más las organizaciones de control y vigilancia, encargadas de defender al ciudadano y sus organizaciones contra el abuso del Estado, se volverán en contra de quienes deben proteger constitucionalmente.
Nunca más un gobierno traicionará la confianza legítima que está obligado a ofrecer y que, por lo tanto, se convierte en derecho y soporte legal del emprendimiento, que hoy es bandera del nuevo gobierno.
Hoy cesó la horrible noche de Fedegán y se despeja el camino para la colaboración armónica con el Gobierno en pro de la ganadería y el campo. Las heridas fueron profundas y los daños enormes, con la pérdida del estatus de país libre de aftosa en primer lugar. Pero no hay tiempo para mirar atrás, como no sea para repetir: ¡Nunca más!