Colombia se encuentra como un velero en altamar en medio de una fuerte tempestad, donde los marineros tiran todo para poder salvar su embarcación en medio de ese fuerte oleaje.
En medio de una pandemia que ya lleva más de un año, que quita vida a tutiplen a nivel mundial sin saber todavía a ciencia cierta quienes son los verdaderos culpables de este genocidio a nivel mundial. Colombia se encuentra en el momento más estremecedor de su historia, donde aquellos que vislumbran su futuro que debe ser construido ahora, se levantan en medio de está hecatombe mortal a elevar su voz.
Son aproximadamente más de 200 años de forma inquebrantable, unas familias bogotanas, caucanas, vallunas y antioqueñas han dirigido este país sin permitir que nadie se acerque a ese poder omnímodo, hoy ante el hambre causada por ese mal gobierno de 200 años, de este gobierno que luce descontrolado y la pandemia, los jóvenes provocado por esas reformas tributaria, de la salud, pensional no aguantaron más y decidieron salir a las calles a costa de sus propias vidas y de sus familias por el alto contagio en el que estamos, es la primera vez que es el pueblo que encabeza de sus jóvenes estudiantes universitarios que toma la iniciativa, es un movimiento que se venía formando desde el gobierno de Santos y hoy consolidado ya brinda sus primeros frutos con el archivo de las reformas tributaria y la de la salud; que en pensamientos de ellos, solo marcaban en su articulado el beneficio e intereses de los grandes contratistas del Estado de este país que hoy se han convertido en la casta Empresarial que lo dirige.
Es importante reconocer que ya el pueblo colombiano denota fatiga, se nota cansado con su clase gobernantes, hoy a nivel nacional; es un aviso para todos, donde sus jóvenes visionando su futuro han salido a las calles; también hay que reconocer las tristezas de quiénes están enfrentados en las calles, son los padres, hermanos, primos o tíos de esos jóvenes estudiantes en representación de una institución tan importante como es nuestra Policía Nacional, que se encuentran en la otra orilla de estas manifestaciones o marchas.
Han caído muchos jóvenes, se han debilitados muchos sectores productivos, posiblemente aumente la línea de contagio y la estadística de fallecidos, pero la historia reconocerá en el tiempo, aquellos que sobrevivan el gran valor de estos jóvenes que como Antonio Ricuarte en San Mateo voló en mil pedazos por la causa de la independencia y hoy lo recordamos siempre, a estos jóvenes también los recordaremos que en medio de una contagiosa pandemia levantaron su voz, hicieron valer sus derechos de construir un mejor futuro, un mejor país, porque han mostrado un camino y a un pueblo han despertado al lograr tumbar esa reforma tributaria, de nuevos impuestos que a semejanza de nuestros precursores de la independencia que por los mismos también levantaron su voz como los comuneros encabeza del gran José Antonio Galán.
El caso de la famosa Pola, Policarpa Salavarrieta y su frase célebre ante sus verdugos: “pueblo indolente”, hoy gracias a estos jóvenes heroicos el pueblo ha levantado su voz y deja atrás esa indolencia, logrando contagiar a muchos sectores y poblaciones excluidas.