Nuestro corajudo ciclista Nairo Quintana acaba de ser descalificado de su participación en el pasado Tour de Francia por uso del analgésico tramadol.
Este medicamento está prohibido durante las competencias avaladas por la UCI (Unión Ciclística Internacional) desde 2019. Debe recordarse que el boyacense había sufrido algunas caídas que con seguridad le causaron tremendos dolores musculo esqueléticos.
El rigor de la competencia no da tregua y ahora Nairo pasa por un colosal inconveniente de credibilidad sobre sus habilidades deportivas. Se espera que la decisión de la UCI sea apelada por el equipo francés Arkéa Samsic al que pertenece Nairo dentro de los diez días siguientes a la notificación. Tal vez los enemigos naturales del ciclista se estén frotando las manos por el revés del deportista.
El tramadol es un analgésico con acción sobre los receptores de dolor en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal), que es adictivo y está clasificado dentro de los opiáceos sintéticos (creados en laboratorio) débiles, a diferencia de la oxicodona, por ejemplo (esta se considera dopante). La UCI incluyó la molécula dentro de las sustancias prohibidas porque provee resistencia al dolor, lo que permite un esfuerzo físico mayor que lo normal. Pero, ni el Comité Olímpico Internacional (COI) o la Agencia Mundial Antidopaje la tienen en sus listas. Estas discrepancias en los listados de agentes considerados dopaje son frecuentes y han dado lugar sanciones diferentes entre organizaciones deportivas.
Se recuerda cuando el ciclista español Pedro “Perico” Delgado dio positivo para probenecid en el Tour de Francia 1988. Este antibiótico mejora la eficacia de la penicilina y la artritis por ácido úrico (gota), pero en el mundo del deporte se emplea para enmascarar el uso de sustancias estimulantes claramente prohibidas y que estas no puedan ser detectadas en los controles de sustancias indebidas. El atajo aprovechado por la alta política española (hasta la Corona de ese país metió baza en el aprieto) fue que, si bien el probenecid estaba en la lista de lo prohibido por el COI, apenas la UCI se aprestaba a considerarlo y hacerles caso a los jerarcas olímpicos. El segundo de ese Tour también confesó haberse dopado y Fabio Parra perdió la oportunidad de ganar.
Nairo Quintana Rojas ha negado de manera enfática conocer siquiera qué es el tramadol, y que por tanto, nunca lo ha empleado de ninguna manera. Dijo que sus abogados se encargarán del caso. Para fortuna del tunjano, el tramadol apenas da para una sanción de la competencia en que se consumió y no hace ineligible al ciclista para otras pruebas. Una dificultad para demostrar su inocencia es que dio positivo en dos muestras diferentes de sangre (7 y 11 de julio), lo que aparenta estar más allá de cualquier duda. Las sustancias dopantes se clasifican grosso modo en unas que jamás se pueden usar (ni por fuera de competición) y otras que no se pueden utilizar en competencia, caso del analgésico citado.
La toma de muestras para control de sustancias dopantes suele ser una ceremonia solemne, con presencia del director de la competencia, del representante de la UCI para el caso o del COI, del abogado del atleta o su apoderado y del deportista. Todos firman los envases después de sellados para su envío al laboratorio correspondiente. Lo que explica esta parafernalia es que hay mucho dinero en consideración. Algunos medicamentos que pudieran suscitar dudas de si son dopantes solo le son suministrados a los deportistas bajo consulta al médico del COI o de la UCI, cuando se trata de ciclismo. Ojalá Nairo salga avante en esta situación de vergüenza, así como lo han logrado otros ciclistas, incluso la ganadora de una medalla olímpica, María Luisa Calle, Atenas 2004.