Por Luis Eduardo Acosta Medina
“Su nombre es ‘Policarpa’, la mujer guerrillera, que murió por la patria envuelta en la bandera”
El aparte transcrito corresponde a la canción titulada ‘La Polaca’ de la autoría de Silvio Durango, incluida por Emilianito Zuleta y su conjunto con la voz de ‘Poncho’ Zuleta en el corte número 3 del Lado A del LP titulado ‘Río Seco’ que fue lanzado por la CBS el 24 del mes de noviembre de 1974, la cual hemos recordado a propósito de la modista santandereana, convertida en heroína colombiana fusilada hace doscientos años por luchar en defensa de la libertad de sus conciudadanos del yugo español, y ahora otras mujeres luchan para que no muera la música vallenata.
Con mucho éxito, sin transmisión televisiva, sin bombos ni platillos, se realizó en ‘La ciudad de los Santos Reyes’ el Segundo Encuentro del Vallenato Femenino ‘Evafe’ donde las mujeres dieron a los caballeros sopa y seco en sus presentaciones en tarima, dando cátedra de cómo es que se debe tocar el acordeón, con arpegios, sin arrugarse, sin piticos reggetoneros y con las dos manos, todo lo contrario de lo que están medio tocando muchos varones acordeoneros que por su evidente apendejamiento musical están como idiotas útiles ayudando para que la champeta y otros estropicios se traguen la más bella música colombiana .
Los acordeones mientras sonaban enchoyados ejecutados por las competidoras en las categorías infantil y mayores, Alma Luz Araújo, en representación de Purísima, Córdoba, Sara Arango e Isabel Sofía Pico entre otras, parecían gritar a los cuatro vientos “mujeres salven ustedes esta vaina”, eso daba gusto verlo y escucharlo, era evidente la satisfacción del público con ese espectáculo de cabellos largos, manos delicadas y notas picadas que se conjugaban coquetamente como si tuvieran la decisión de ocupar el lugar de los antiguos varones del escenario, los que no copiaban nada de nadie, quienes no confundían con extrañas ‘fusiones’ la originalidad de su toque ni la claridad de su canto cuya música gime adolorida y maquillada con tecnologías que ocultan inocultables deficiencias interpretativas.
No presencié la final pero fui enterado que el jurado acertó al elegir a Wendy Corzo como Reina en Acordeón categoría de mayores, quien puso a todo mundo en su sitio al interpretar la puya titulada ‘Me paro mejor que un hombre’ como si estuviera respondiendo a la situación que mencione preliminarmente, como mejor cantante fue elegida con sobrados méritos Tatiana Díaz una chica nacida en Montelíbano, Córdoba, de quien dicen que canta como una Diosa verdadera y en canción inédita la corona se la llevó Sheila Tarazona, con la canción titulada ‘Contestación a Escalona’.
La vaina no terminó ahí porque también fue premiada ‘La milagrosa’ como mejor agrupación, con Mila Martínez Molina en el canto y el acordeón de Leidy Salgado, la primera es paisa y pupila de Carlos Vives; y la tapa de la cajeta fue la niña Alma Luz Araújo, quien fue coronada Reina Infantil en el Acordeón con una demostración de autoridad y suficiencia que envidiaría cualquiera de los chambonazos que encuentra por ahí meneándose más de lo que tocan.
Ese evento valió la pena, deberían repetirlo, y que lo hagan cada seis meses, porque parece que la historia se repite, las palabras de María Isabel Pico una niña ocañera de nacimiento y santandereana de raca y mandaca de diez años de edad lo dicen todo, cuando iba subiendo a la tarima expresó lo siguiente: “Las mujeres pueden todo, somos berracas”, igual un ‘El Espectador’ definió a Policarpa Salavarrieta con tres palabras “indignación, pasión y coraje”, indignación ante la pasividad e indiferencia, pasión por el sueño y la utopía de los derechos humanos y coraje e intolerancia frente a la violencia y la corrupción.
Las mujeres que participaron en este evento son indignadas ante los peligros que hoy afronta la música vallenata, son apasionadas por el folclor vallenato y sueñan con su futuro grandioso y tocaron con coraje en su esfuerzo por hacerlo respetar…como dijo Oñate “ellas son las que pueden”.