Han pasado 18 meses del cierre de las escuelas públicas y privadas de nuestro país, todo ello a causa de la pandemia. Por ende, la educación tuvo que dar un giro inimitable, de cual no se había preparado. La falta de preparación de los docentes en temas de tecnologías y manejo de software educativo, el bajo nivel educativo y de preparación académica por parte de los padres para ayudar a sus hijos en tareas, hogares de nuestros estudiantes faltos de equipos informáticos y de acceso a internet. Factores que, a pesar de los 540 días de trabajo en casa, poco o nada ha solucionado el Gobierno nacional y su Ministerio de Educación.
Ahora para completar, llegaron las presiones de parte del Ministerio de Educación, Secretarías de Educación departamentales y municipales, gobiernos locales, quienes exigen regresar, ¡como sea!, a la presencialidad escolar. Si los padres se resisten, entonces no se les entregarán las guías de estudio impresas ni se les entregará el PAE para preparar en casa. Tienen o tienen que mandar a sus hijos a las sedes y aulas en las mismas condiciones precarias dejadas antes de la pandemia: sin agua permanente, sin condiciones sanitarias y de bioseguridad.
Olvida la ministra de Educación en su declaración del pasado viernes por los noticieros nacionales, que el PAE en La Guajira ha sido, es y muy seguramente será un instrumento de corrupción. Acuérdese ministra, que cuando su gobierno intervino la educación en este departamento, lo hizo bajo el argumento que nuestros proveedores eran unos “corruptos” del presupuesto destinado a la alimentación escolar. Sin embargo, señora ministra, cuando estos “corruptos” tenían a su cargo proveer la alimentación escolar en las escuelas y colegios de los 15 municipios, había desayuno y almuerzo caliente. Había en cada plato de nuestro estudiante, presencia de proteínas como la carne, pollo y huevos. Y con la aparición de la Asunción Temporal, estas desaparecieron ¿Qué pasó ministra, usted supo de esto? ¿Acaso las nutricionistas del PAE decidieron que el consumo de proteínas en las minutas de La Guajira, le hacían daño a la salud de nuestros niños y niñas?
Si ministra, le hablo como testigo directo y vigilante de la “alimentación balanceada” que antes de la pandemia, le hacía semanalmente seguimiento. Había conformado un grupo de “veedores estudiantiles” que me filtraban a diario el menú. Me entregaron copia de la minuta, no gustosos quienes coordinaban el PAE en mi colegio, esta no coincidía lo que a diario se entregaba. Lastimosamente llegó la pandemia.
Hoy usted cree que nuestras familias, con su escaso recurso económico familiar, están muertas del hambre. No, señora ministra, aquí tenemos dignidad. Peor aún, estoy seguro que las imágenes hechas virales en el último mes de la entrega del PAE presencial, hablan por sí solas. Frutas en descomposición, mucha harina y azúcar son los componentes del plato del día. ¿Y las proteínas? Las entregas que se están haciendo ahora, son una bolsa de avena y un pan de $300 pesos. A eso le llama su Ministerio de Educación “alimentación escolar”
Le sugiero ministra que antes de anunciar visita a nuestro Departamento, venga de sorpresa e incógnita, de esa manera no la llevarán al mejorcito salón de clases, a la más presentable infraestructura escolar, a observar el mejor plato de comida con proteína incluida, vista en un único día del año por nuestros niños y niñas gracias a su presencia. Hoy, la presión administrativa no cabe en este Departamento olvidado y saqueado. Hoy, a pesar de nuestros padeceres no estamos muertos del hambre y menos con alimentos que en los próximos 10 años mostrará, muy seguramente, incremento en los índices de obesidad y diabetes infantil si se sigue distribuyendo en exceso, carbohidratos y azucares a la población escolar de La Guajira.