El mundo cambió, y por consiguiente, la humanidad también. Esta es la frase que ha venido haciendo carrera en todos los discursos de los panelistas y conferencista en todo tipo de nivel de presentación. Y es ¡verdad!
La evolución educativa creada por la pandemia de la Sars Covid-19, trajo consigo dejar caer el velo ciego que aún tenían padres de familia, estudiantes, comunidad y que no querían quitarse los gobernantes de nuestra Colombia. La pandemia mostró lo que “creíamos” que teníamos. La pandemia develó lo que los maestros en nuestra plaza de asfalto y concreto hemos denunciado por más de 60 años: más presupuesto e infraestructura para las escuelas y colegios.
A diez meses de confinamiento y medidas restrictivas de toda índole, trajo consigo la educación virtual. Una educación a la que no estábamos preparados, una educación que fue traumática para docentes, padres y estudiantes. La generación de una frustración académica, de rabia y de desespero, invadió y mostró la intimidad y recordó a la sociedad el valor de ser maestro. La articulación propia y contextualizada de cada uno de los docentes entendiendo la cultura y situación socioeconómico y educativa de cada miembro familiar de los hogares de nuestros estudiantes, fue la clave. Es decir, alejarse del paradigma de escritorio y de gran urbe de “universalizar la educación virtual pública”, estuvo alejado de la realidad. En muchos departamentos y municipios de Colombia generó deserción y exclusión educativa por falta de soporte estatal de conectividad continúa. Sumado lo anterior, a nuestro analfabetismo emocional.
Ahora el gobierno presiona la necesidad de implementar la alternancia educativa, estandarizando las escuelas de provincia, caseríos y veredas, con las de las grandes capitales. Imposible. Esto demuestra que nuestros gobernantes y políticos, desconocen la realidad de las sedes educativas públicas, que no siempre las propuestas planteadas desde un escritorio son aplicables a la realidad y entorno.
La desaparición del situado fiscal como modelo económico de inversión en educación trajo consigo lo que avistábamos los docente, menos dinero para la inversión en educación a través de lo se conoce hoy como el Sistema de General de Participación (SGP), nuevo modelo de presupuesto e inversión desde 2001, para la educación pública, que no aumenta los recursos anuales sino que los disminuye. Desde hace ocho años, los docentes hemos insistido y tratado de convencer, con gritos sordos, a nuestros padres de la patria, a reformar el modelo actual, pero aún no existe voluntad política concreta para hacerlo.
Por lo anterior, los maestros nos oponemos al modelo de alternancia sin el mínimo cumplimiento de medidas de bioseguridad. Las escuelas públicas de la península de Colombia, carecen de agua potable permanente, las baterías sanitarias de docentes y estudiantes dejan mucho que desear, no existe personal de apoyo suficiente como aseadoras y celadores, como tampoco existen los orientadores escolares para ayudar el manejo de las emociones de padres y alumnos. El regreso debe estar enmarcado en el respeto a la vida y seguridad de toda la comunidad educativa. El modelo de alternancia solo funcionará si hay soluciones tecnológicas con conectividad efectiva, gratuita y financiada por el estado en las escuelas y hogares de nuestros estudiantes. Que seapruebe en el congreso el internet social para los estratos uno y dos. Que se haga inversión en equipos como cámaras de transmisión de video de alta definición en cada aula para que no solo asistan a las clases los 12 estudiantes presenciales, en simultánea con los otros 35 estudiantes que se deben quedar en casa.
La pasada visita de la viceministra de educación de básica y secundaria, mostró la maquillada escuela que no son todas. Mostró la no inversión de recursos en bioseguridad comprados con los recursos que giró el gobierno nacional el año pasado. Esas declaraciones afloraron en mi memoria la intervención en el programa diario del señor presidente, el alcalde de Bahía Solano, desenmascaró el olvido institucional y tecnológico, al manifestar: “…la conectividad que hoy gozamos señor presidente, fue traída a prisa, para mostrar hoy una realidad que no tenemos…” Así debe ser, mostrar la realidad, y no prestarnos a disfrazar con los discursos, lo que no se hace con recursos.