Las marchas son manifestaciones humanas que constituyen derechos ciudadanos en régimen democráticos, originándose por diferentes motivos, por inconformismos y apoyo solidario en defensa de gestiones e intereses.
Muchos imaginaban que las marchas de protestas eran promovidas únicamente por personas con tendencia de izquierda, pero hoy en día se dan cuenta que los de tendencia de derecha también comenzaron a marchar contra el gobierno del presidente Gustavo Petro, sin ni siquiera conocer los lineamientos de la ruta hacia donde se dirige, que apena recién inicia.
No querer caprichosamente a un determinado gobernante popular que comienza mandar, no es motivo de protesta, es temeridad. Igual ocurre si no saben asimilar las derrotas y los cambios que de ellos se generan, originando atolondramientos y desatinos en mentes frágiles por imprecisiones, desinformaciones y manipulaciones.
Protestar sin causas relevantes ni previas mediaciones de diálogos, es inconsecuente. Estas se promueven e impulsan sobre objetivos previstos que justifiquen en conciencia popular. Marchar por marchar no refleja nada. Habituarla en seguidillas continuas termina por aburrir a los marchantes, cuando no se logran lo perseguido, terminando exhaustos, agotados, agobiados y desgastados, frente a la razón que resiste con firmeza. Las marchas hay que manejarlas debidamente coordinadas, ordenadas, controladas y direccionadas con estructura humana responsable sobre hechos participativos, circunstancias y consecuencias que de ella provengan.
Es menester informar de manera lineal, virtual y presencial, detallando lo que se quiere con la manifestación, implementando un formato, libreto u organigrama que incluyen: acciones, prevenciones, consignas, recorridos y términos de duración o condición de suspensiones, etc.
Invitar a marchar con avisos publicitarios, sin coordinaciones sintonizadas, no es más que concurrir hacer bulto, repitiendo como loro las resonancias de promotores que impulsan marchas y protestan, sin sentido común, solo para exaltaciones de quienes las dirigen, conmoviendo y congestionando el orden público.
Las marchas por lo general, en principios son: inofensiva, pacíficas y emotivas, pero cuando se vuelven rutinarias, comienzan a brotar sentimiento exacerbados, reflejados en expresiones y manifestaciones odiosas, exhibidas en pancartas y pasacalles, otras consignas ofensivas vociferadas en coros. Por último, surgen amenazas y acciones violentas que repercuten en alteraciones del orden público, como constancias las registradas en Colombia.
Las marchas por causas de protesta e inconformismo deben respetarse y apoyarse, guardando la compostura y el respeto por el derecho de los demás, como la de no obstruir las movilizaciones en vías (carreteras) y espacios públicos urbanos, no atentar con personas, fuerzas públicas, ni causar daños, a establecimientos públicos, ni mucho menos propiedades privadas.
Marchas sin controles están expuestas a invasiones de pescadores en río revuelto. Entre más voluminosas sea la marcha deben tener mayores cuidados, porque no es fácil detectar intensiones diversas de los participantes en el montón masivo, sobre comportamientos desdibujantes, que utilizan infiltrados colándose en manifestaciones con el propósito perverso de causar daños. De esta manera, difícilmente se garantiza seguridad y protección de los participantes con estrategias desconocida y contrarias de lo que buscan con protestar. De ahí que no se puede ser tan confiables en convocarla, sin coordinación, ni prevenciones de controles.
Los opositores del gobierno de Gustavo Petro han realizado dos marchas y programan otra para el día 29 de octubre. La marcha de los opositores persigue que el presidente desista de la reforma tributaria y ordene retirarla, la cual creo que vaya ser posible, porque el proyecto está en trámite y les dieron primer debate, en Secciones Tercera, conjunta de Senado y Cámara de Representantes. El proyecto quedará en mano de las plenarias que decidirán la suerte, de modificarla, aprobarla o hundirla.
De retirar el presidente, el proyecto de reforma tributaria, haciendo caso a las marchas, no debería presentar las demás reformas, porque continuarían las marchas de opositores presionando y saboteando. Le resultaría mejor renunciar de la presidencia, como pretenden los detractores, dándole el gusto que quieren.
El Pacto Histórico invita a conmemorar los 100 días de administración del presidente Gustavo Petro con marcha de apoyo popular contra restando a los opositores, midiendo pulso y fuerzas en participación masivas comparativas. La contra marcha en favor del presidente está programada para el 15 de noviembre en el ámbito del territorio nacional.