Antes de iniciar esta columna de opinión, debo aclarar que no tengo ninguna clase de relación laboral, ni de prestación de servicios y mucho menos contractual con Cerrejón. Como siempre lo he expresado, asumo posiciones que de una u otra manera va en beneficio de mi guajira, ni jamás he sacado pecho para recibir contraprestaciones a cambio y mucho menos dádivas por defender temas triviales que en la mayoría de los casos, personajes del Departamento asumen en contravención de un interés personal.
Se ha abierto el debate sobre la desviación del arroyo Bruno, en un tramo de 3,6 kilómetros, 700 metros más al norte de su ubicación actual, todo ello en área de concesión minera. Pareciera que a los organizadores que asumen la defensa por los intereses de La Guajira incluida el mismo sindicato de Cerrejón que están buscando el ahogado río arriba, con el debido respeto que me merecen todos. ¿Cuál es el daño tan grave que causará al departamento, al Ranchería y a los supuestos pescadores de la desviación del arroyo con todas las técnicas de ingeniería tanto ambientales como civiles, dentro del área señalada? ¿Si el arroyo permanece seco la mayoría del tiempo, dónde están los daños enormes y dónde está la pesca, si no tiene caudal en la mayor parte del año? ¿Si seco el arroyo Bruno, el Ranchería continúa con su cauce y caudal normal, entonces dónde estarán los daños colaterales? El impacto que ocasionaría esta desviación en verano es una reducción de 4,4 I/s que se traduce en: una reducción de 1,8% del caudal del arroyo y en 0,06% de su aporte al río Ranchería. En épocas de lluvias, hay un flujo mayor de 10,47 I/s (que en cierta medida “Compensa” la reducción que se da en épocas de sequía), por lo cual decimos que hay un cambio en la dinámica. Aquí Cerrejón reconoce los impactos, y por ello se establecen las medidas de mitigación y compensación y la multinacional ha demostrado que siempre previene, mitiga y compensa los impactos de su actividad y así lo han asegurado las autoridades pertinentes.
No es defender por defender a Cerrejón, pero analicemos por ejemplo Puerto Bolívar y el recién inaugurado parque natural Kaurrele de Bahía Portete, que ha venido siendo manejado por la multinacional de manera responsable. ¿Dónde están los daños colaterales entre el Puerto Carbonífero más importante de América Latina y el Parque Natural de Bahía Portete? Ningunos.
La Guajira y los guajiros siempre hemos usado disfraces para ocultar y pasar de agáchate entre nuestro problemas que han sido graves y de grandes dimensiones. Ahora toda la culpa de nuestros males y pesares se las queremos achacar a Cerrejón. Disfraces que usamos para ocultar nuestras mea culpas de nuestro subdesarrollo, nuestra mala calidad de vida, nuestros índices en los órdenes por encima de la media nacional y específicamente de la corrupción campante y alarmante que ha venido galopando, como si fuera el mismo rey del desierto rojo que nos identifica y nos caracteriza a nivel nacional y pare de contar de tantos males seculares que hacer un inventario de ellos ni cinco cuartillas alcanzarían para enumerarlos.
Si ponderamos entre fortalezas y debilidades de la matriz Dofa del departamento e incluida la multinacional Cerrejón, esta lo que ha venido es a convertirse en la espina dorsal de la economía guajira. Las variables económicas y los índices de Cerrejón así lo indican, inclusive, han ido mucho más allá de su responsabilidad social.