Pero es de nuestro contexto generación corregir las afujías idiomáticas y léxicas que utilizamos. Predecir que un país es bueno y otro es malo, no se mide con racero subjetivo sino con uno objetivo. De esta manera, evitamos discusiones bizantinas e insulsas que terminan por reventar lo mucho o poco que nos tratamos.
Hoy no aceptamos planteamientos de los demás. De inmediato se suman al grupo no grato de amistades “peligrosas”. Qué bonito sería que cada ser humano exprese con total libertad sus pensamientos y planteamientos sin temor a ser marcatizado y señalados por los que hoy dicen fungir estar en el “poder”
Recordar que existen ies y puntos, que cada uno representa una posición distinta que con inteligencia podemos unirlas y formar un todo, que tenga una conveniencia colectiva y no personal como la que vemos con la desaparición forzada y de desplazamiento de líderes y liderzas colombianas. Porque el contrincante siente que con “desaparecer”, desaparecen las ideas y luchas, siento esto un detonante que esparce más fuerza, más lucha y más rabia, porque matan al ser, pero no a las ideas.
Hoy vivimos en un mundo insolidario, porque creemos que no nos pasará, porque siento fidelidad a quien me recomendó, a quien politiqueramente me ayudó hoy a ser lo que creo que soy, pero no lo soy. Las centrales obreras han venido luchando por acabar en el país la tercerización laboral. Porque esto se ha convertido en un gran caldo de cultivo para la corrupción. Hoy sacan de sus empleos temporales a quienes mañana no nos ayudarán a mantenernos en el poder. Por eso hoy vemos proliferación de renuncias protocolarias o traslados inconsultos, con el fin de ubicar a quienes se convertirá en mi gamonal y jefe de trasteos electorales.
Por lo anterior, independizar y fortalecer los organismos de control se hace imperioso en lograr en nuestra Colombia. No más clientelismo barato, no más abuso contra aquel que doblega su orgullo por un puesto laboral efímero. No más mordaza en una sociedad que se jacta de promulgar democracia. No más abuso del poder y de presupuestos de todos que unos creen suyo. Más control y castigo para quienes se han creído que Colombia es una finca y que su escritura es eterna. No queremos dictaduras de izquierda ni de derecha. Queremos ser correctos y no corruptos.