Conejo es un corregimiento de Fonseca (La Guajira) que ha sufrido procesos fuertes de violencia dejando muchas víctimas, en su territorio se instalaron en los años 90, frentes de las Farc y el ELN que cercaron al pueblo y lo intimidaron hasta tal punto que nada se movía sin su permiso, era considerado zona roja; también, ha sido estigmatizado por ser la tierra de Marquitos Figueroa, delincuente que aterrorizó la región y que hoy está preso por sus múltiples crímenes y, para colmo, Joaquín Gómez del secretariado de las Farc escogió este territorio para establecer los diálogos de paz, hasta hizo un acto público con los asesinos de Iván Márquez y Jesús Santrich, algo que, en pleno proceso de paz, hizo ver al pueblo como una república independiente y afectó mucho su imagen.
El fin de semana anterior estuve en Conejo, recorrí sus calles llenas de paz y me encontré con gente buena y humilde, trabajadores del campo que quieren salir adelante y no tener ese estigma. Me adentré en la serranía del Perijá y pude evidenciar que ya esos grupos armados no están, no hay ELN, ni Farc, el proceso de paz sirvió mucho para poner a trabajar en proyectos productivos a los excombatientes; sin embargo, la comunidad se queja del egoísmo de los exfarc, que no comparten proyectos productivos para el desarrollo del pueblo, ojalá Joaquín Gómez entienda que no es con individualismo, hay que integrarse a la comunidad y entre todos salir adelante.
Descubrí el tesoro natural mejor guardado que tienen, 5 cascadas en línea, en la vereda Las Colonias, que bajan de la Serranía de Perijá, un paisaje extraordinario, es increíble como la naturaleza nos muestra la fuerza del agua bajando entre pequeños cañones rodeados de árboles. Este lugar no tiene nada que envidarle a la cascada del Fin del Mundo en el Putumayo con 70 metros de altura, acá son 5 cascadas con diferentes alturas cascadas en su orden: El hilo de 70 metros por ser delgada, la cascada Arcoíris 50 metros, y otras tres de 15, 12 y 8 metros de altura, que se constituyen en una verdadera maravilla de Colombia, en el departamento de La Guajira, ideal para el turismo de aventura, el ecoturismo que se complementa con avistamiento de aves y el senderismo.
Este punto requiere inversión por parte del gobierno Nacional, Parques Naturales, Fontur, Ministerio de Ambiente, Gobernación de La Guajira, Corpoguajira y la Alcaldía de Fonseca, para que articulen un plan con obras específicas como placa huella, senderos, espacios para camping y promoción, todo enmarcado en el equilibrio ambiental para no afectar la reserva e impulsar un pueblo carente de oportunidades. Es inaceptable que una joya de esta magnitud siga escondida, ni la misma gente de la región la conoce. No es difícil suponer que pasaría si Melgar, que ha basado su turismo a punta de piscinas, tuviese por lo menos una de estas cascadas, habrían ideado todo tipo productos y vivirían de esto, pero en La Guajira y el Cesar no hay valor por lo natural y mucho menos, planificación de infraestructura en obras turísticas, pese a que somos bendecidos por el ecosistema, no sabemos cómo aprovechar estas potencialidades; nuestros mandatarios ni siquiera conocen el territorio, entonces ¿Cómo va a promoverlo para que genere posibilidades de crecimiento a sus habitantes? Los invito, visiten las 5 Cascadas de Conejo, les aseguro que no se arrepentirán.