Hay que reconocer y resaltar que los líderes y congresistas de los partidos tradicionales, que al inicio del mandato presidencial actual decidieron hacer parte de la coalición de Gobierno,están reaccionando y han comenzado a cambiar su rol entreguista -como negociadores de lentejas-, como lo hicieron con la Reforma Tributaria.
Haciendo parte de la aplanadora del Congreso de la República que la aprobó, a uno más independiente y responsable con la economía del país y el bienestar colectivo de los colombianos, como lo han venido haciendo en las reuniones de concertación para la reforma al sistema de salud, exigiendo y logrando -hasta ahora- cambios estructurales a la propuesta original del Gobierno, impidiendo la estatización total de la salud y valorandolos avances alcanzados por la efectiva contribución de la gestión privada.
En un gobierno con la aspiración de ser reconocido como reformador, en el que predomina un discurso con propósitos no claros, y que más bien responde a intereses populistas para mantenerse en el poder, que se ufana de defender los derechos de los colombianos sin importar la forma y la coherencia de sus acciones para lograrlo, es clave el rol balanceador del Congreso de la Republica frente a las diferentes reformas que se enfrentan simultáneamente.
Si algo es urgente y necesario hacer en estos momentos en el tema laboral es impulsar la generación de condiciones para que haya más oportunidades de empleo y menos informalidad en el país.
Es increíble que la Reforma Laboral propuesta por el gobierno -que el presidente Petro dijo que había sido totalmente concertada, lo que no es cierto-, propenda mas por mejorar los beneficios de los trabajadores actuales, que por crear las condiciones para el crecimiento de la economía y así generar más oportunidades de empleo para esa gran población de desempleados desesperados que existen hoy en el país.
Pero no, para el Gobierno nacional, influenciado por su ideología,“eso favorecería los empresarios y ricos del país”. La pregunta entonces es: ¿En un año en el que se pronostica una insoslayable recesión -o un menor crecimiento de la economía-, si no son los empresarios, quien más podría generar más empleo y emprendimientos sostenibles en este país?
Por el bien de los colombianos, la actitud de los líderes políticos en las discusiones sobre la reforma a la salud también debe reflejarseen los proyectos de reforma pensional y laboral.
Sería imperdonable que el Congreso permitiera que se concretara esa mezquina lógica que hay detrás de la reforma presentada por el Gobierno nacional, resumida en el mensaje de la ministra de Trabajo, cuando dice que “un empleador, en vez de generar 3 o 4 empleos, lo que debe hacer es crear uno con mejores condiciones” Es decir, el mismo Gobierno es consciente de que su reforma no creará muchos más empleos ni emprendimientos.
Los sindicatos respaldan en forma enfática esta Reforma Laboral del Gobierno, lo que es entendible pues es un tema aspiracional respetable con el que la mayoría de ellos impulsaron su elección. Desafortunada e indolentemente se olvidan de los más de 15.9 millones de colombianos que hoy adolecen de oportunidades de empleo formal y viven en la informalidad y del rebusque.
En manos de los congresistas reposa, entonces, la crítica decisión de aprobar o rechazar esas reformas propuestas por el Gobierno nacional que son inconvenientes para el país. Por el contrario, deben introducir y aprobar estrategias que busquen crecer la economía y crear más puestos de trabajo e incentivar la formalidad laboral.
Adendum: El Congreso chileno, a través de la Cámara de Diputados,en un duro golpe acaba de rechazar, en marzo 8 de este año, la reforma tributaria del gobierno de izquierda del presidente Boric, una iniciativa clave para el gobierno que representaba un pilar fundamental para financiar el programa con el que asumió el poder en marzo 2022. Esto debería ser alimento para pensar para nuestros congresistas.