En defensa del candidato a la Alcaldía excombatiente, es importante resaltar que el proceso de paz en nuestro país garantiza la participación en política de aquellos que han dejado las armas para buscar soluciones pacíficas a los conflictos.
La campaña oficialista, en su intento de desdibujar este principio fundamental del proceso de paz, utiliza tácticas como el principio de la transposición, que consiste en cargar sobre el adversario los propios errores o defectos. La campaña oficialista busca distraer la atención de su debilidad en el apoyo al proceso de paz, enfocándose en criticar al excombatiente y desacreditar su participación política.
Asimismo, se utiliza el principio de orquestación, donde se repiten incansablemente un número pequeño de ideas para incidir en la opinión pública. Desde la candidatura oficialista, a falta de argumentos sólidos, se pretende sembrar dudas y desinformación sobre el excombatiente, buscando que una mentira repetida se convierta en una verdad que se verbalice en diferentes contextos y perspectivas.
Es importante reconocer que estos principios de propaganda fueron utilizados por el régimen nazi de Joseph Goebbels, una de las etapas más oscuras de la humanidad. Sin embargo, es lamentable que hoy en día sigamos siendo testigos de su aplicación en el ámbito político.
El excombatiente, al participar en la contienda electoral, demuestra su compromiso con la paz y su voluntad de contribuir a la construcción de un futuro mejor para nuestro municipio. Su experiencia y conocimiento en el conflicto armado le permiten comprender de manera profunda las necesidades de nuestra comunidad y luchar por soluciones justas y equitativas. Misma oportunidad que tuvo en su momento un reconocido líder y exalcalde de nuestro municipio quien aspiró por el M-19 tras su desmovilización el 8 de marzo de 1990, cuando se convirtió en un movimiento político, como izquierda democrática, conocido como Alianza Democrática M-19, y recientemente el candidato a la Cámara de la Paz, hijo de un ex paramilitar, que además fue apoyado por el sector oficialista en nuestra localidad.
Es importante recordar que la participación en la política es un derecho fundamental de todo ciudadano, incluyendo aquellos que han sido parte de un conflicto armado. Estigmatizar a un excombatiente y tratar de silenciar su voz es un acto antidemocrático y contraproducente para la reconciliación y la construcción de una sociedad pacífica.
Por tanto, es fundamental rechazar los intentos de desinformación, manipulación y polarización por parte de la campaña oficialista que busca desvirtuar el trabajo y aportes del excombatiente en el entorno político local. Debemos valorar la valentía y dedicación de aquellos que han dejado atrás la violencia y se han comprometido con la paz y el bienestar de nuestra comunidad.
Respetemos los derechos del candidato excombatiente, reconociendo su contribución a la participación política en el marco del proceso de paz. Demostremos que no nos dejamos llevar por la propaganda manipuladora y que valoramos el esfuerzo de construir una sociedad más justa y reconciliada. Sabemos que el proceso de paz ya se desarrolló en La Habana, y no tiene por qué volverse a discutir en Fonseca, porque en una sociedad justa todos tenemos cabida y oportunidades.
Por último, no podemos deleitarnos con los recursos Pdet dándole la espalda al proceso que hizo que fuera posible mucho menos a su gente. Y a los que me sueñan todos los días, les recuerdo que en Fonseca la gente piensa y no traga entero: “La democracia es muy frágil. Tienes que cuidarla. Tan pronto como dejes de ser responsable y le permitas convertirse en táctica de miedo, ya no es democracia, ¿verdad?, es otra cosa. Puede ser que esté a una pulgada del totalitarismo”. Sam Shepard.