“…Sí que hace falta su voz, para cantarle al amor, para cantarle al ensueño, no sé lo que te paso, porque con tu decisión, dejaste a un pueblo dolido, has podido volver cantante a San Pedro para dejar al pobre Rafa tranquilo”.
Está en mi mente el aparte que hemos transcrito de la canción titulada ‘Un ángel más en el cielo’ de ‘Poncho’ Cotes Jr., que los Hermanos Zuleta dieron a conocer en su álbum titulado ‘Mañanitas de Invierno’ en 1993 porque se conmemora un aniversario más desde cuando una infamia silencio una voz que cada vez hace más falta en la música vallenata.
Se están cumpliendo los primeros 30 años del asesinato de Rafael Orozco, la noche aciaga del 11 de junio de 1992 inició su inmortalidad, también se abrió una herida que permanece abierta en el vallenato, ningún motivo pudo justificar esa infamia cuando apenas había cumplido sus primeros treinta y ocho años y su meteórica trayectoria artística se encontraba en su mejor momento.
Ya Dios debió perdonar a quienes tuvieron la osadía de acabar con la vida de Rafa, la felicidad de su familia y la dicha de sus millones de seguidores en todo el mundo, sus asesinos no sabían lo que estaban haciendo, es posible que fue el desenlace fatal del oficio punitivo que El rey de las tinieblas les encomendó porque no tenían oficio licito ni temor al todo poderoso.
La huella que nos dejó Rafael es indeleble, su carrera musical la construyó, desde abajo, ladrillo a ladrillo, todo comenzó en 1975, en Aguachica cuando conoció a Emilio Oviedo, este se encontraba tocando una parranda y se quedó sin voz, y allí se encontraba Rafa como guacharaquero del Rey Vallenato Julio de La Ossa y al ver a Oviedo en dificultades le brindó su ayuda con su canto, al comandante le gustó su estilo y la voz, y allí acordaron encontrarse en Valledupar para unos ensayos y gestionar la grabación.
Su primera grabación estuvo antecedida de muchas peripecias, de largos días, caminatas tocando puertas en las disqueras, y agobiados por la falta de recursos y la necesidad de comer, recibieron techo de Juan del Vilar, pero no había camas y tuvieron que dormir en el frío piso capitalino, realizaron presentaciones a cambio decomida, pero nada les impidió seguir soñando hasta hacer realidad su anhelo con la primera grabación, ‘Adelante’ se tituló, una canción de Leandro Díaz, también fueron éxitos ‘Cariñito de mi vida’ de Diomedes, ‘Chimichaguara’ de Náfer Duran, El fiel amigo de Víctor Camarillo, y ‘Mi mejor amigo’ de ‘Poncho’ Zuleta, fue un suceso musical, seis meses después en 1976 dieron a conocer su segunda y última producción ‘Con sentimiento’ fueron éxito ‘Tu ausencia’ de Nando Marín y ‘Compañero corazón’ de Sergio Moya.
En el mismo año, como nubarrón que “se alza en el cielo”, se produjo la separación, para bien de la música vallenata, porque permitió que naciera una de las más grandes universidades del vallenato ‘El Binomio de Oro’ y despuntara con voz, gracia y estilo el gran Beto Zabaleta, agrupaciones que compitieron de tú a tú con la otra agrupación que nació de la separación del Pollo Irra que se fue con Rafa, así fue posible la afortunada unión musical de Daniel Celedon con Ismael Rudas, todo fue muy rápido pero vibrante, en el año 1976.
Después del primer álbum que titularon ‘El Binomio de Oro’ vinieron 18 trabajos más, sin bajar línea, imponiendo su estilo en su puesta en escena, organización, uniformes, ensayos, manejo de medios e innovación sin quitarle protagonismo ni a la caja, ni a la guacharaca ni al acordeón, en lo musical, predicó con el ejemplo, en lo personal su éxito no le impidió cumplir con los valores de la amistad, y la solidaridad, así me lo han contado sus amigos, tampoco su grandeza musical lo pudo despojar de su humildad .
Un repaso retrospectivo de su discografía pone ante nuestros ojos una obra majestuosa, que da cima y altura a la música vallenata como la más emblemática del país, ello se desprende de sus éxitos que siguen siendo recurrentes en la radio colombiana y también en el exterior, así se destacan de su primer LP todas sus canciones, en 1977 Por lo alto de allí se destacaron ‘Necesito de ti’ de Tomás Darío Gutiérrez, ‘Sueños de conquista’ de Rosendo Romero, ‘Los santos y yo’ de Héctor Zuleta, ‘Reconozco que te amo’ de Fernando Meneses y ‘Mujeres como tú’ de ‘Beto’ Murgas; en 1978 salió ‘Los elegidos’ del cual fueron éxito casi todas sus canciones, especialmente Campana de Tomás Darío Gutiérrez, ‘Relicario de besos’ de Fernando Meneses, ‘Te lo dije mujer’ de Israel Romero, ‘Despedida de verano’ de Rosendo y ‘Las morochitas’ de ‘Beto’ Murgas; en el mismo año lanzaron la una segunda producción titulada ‘Enamorado como siempre’ que es a su vez el título de una canción de Roberto Calderón, igual pegaron ‘La parranda’ es pa’ amanece de Lenin Bueno, ‘Mi mejor canción’ de Fernando Meneses y ‘El dengue de tu amor’ de Beto Murgas.
Todavía las canciones de su LP anterior estaban dando palo en el país cuando el 25 de julio de 1979 hicieron el Lanzamiento de ‘Supervallenato’, fueron éxito ‘Tu dueño’ de Rosendo, ‘De rodillas’ de Octavio Daza, ‘Tu y el mar’ de Tomás Darío y ‘Serpentinas Vallenatas’ de Beto Murgas; en 1980 sacaron dos discos, ‘De Cache’ y ‘Clase Aparte’ del primero se destacaron ‘Sombra Perdida’ de Rita Fernández, ‘Muere una flor’ de Fernando Meneses, ‘Mi vieja Ilusión’ de Santander Durán, ‘Sabes que te quiero mucho’ de Roberto Calderón y ‘Juramento’ de Hernando Marín, del segundo ‘Dime pajarito’ de Octavio Daza, ‘Habíamos terminado’ de Roberto Calderón, el que espabila pierde de Lenin Bueno, entre otras, lo que sucedió en los siguientes 19 años ya se sabe fueron 12 producciones antológicas, pero no hay espacio. Cuánta falta hace Rafa a la música vallenata.