La ministra de Agricultura, Cecilia López Montaño, ha manifestado en reiteradas oportunidades, aun antes de posesionarse, que es más conveniente la vocación agrícola que la ganadera, anticipando que “buena parte de los terrenos dedicados hoy a la ganadería serán utilizados para la producción agrícola”, y para ello ha dicho que ya existe suficiente jurisprudencia.
Estas declaraciones y otras similares, más la iniciativa promovida por unos parlamentarios y al parecer algunos frigoríficos, que busca prohibir las exportaciones de ganado en pie, mantienen con alto nivel de preocupación e incertidumbre a los ganaderos del país.
Sin dudas los mensajes que envía la ministra hacen parte de la ambientación política de una de las principales aspiraciones que ha manifestado tener entre sus planes el gobierno actual, como es “la producción campesina de los alimentos que comemos, especialmente el maíz”, con el que esperan llegar a un millón de hectáreas dedicadas a su producción, por ser un insumo crítico que contribuiría a bajarle el costo a la carne de cerdo, de pollo, de res, la leche y el huevo.
Pero esa buena intención agrícola del gobierno, que valoramos y esperamos tenga éxitos, no debe hacerse afectando la seguridad y la competitividad del sector de la ganadería que históricamente ha aportado tanto al bienestar de los colombianos y al PIB nacional. Existen hechos y datos serios, generados por las organizaciones ganaderas “Fedegán” y “Asocebú”, los cuales he tenido la oportunidad de analizar como parte de la preparación de esta columna, algunos de ellos incluidos en informes del Dane, que sirven de soporte para resaltar la importancia de la industria ganadera y de la exportación de animales en pie, que con gran tesón y éxito realiza Colombia. Les compartiré algunos de los indicadores más representativos:
El 90% de los ganaderos tienen menos de 100 animales y poseen el 39% del hato nacional, generando 1.068.700 empleos en las diferentes actividades de explotación que realizan de manera directa. La ganadería contribuye con el 1,4% del PIB nacional, aporta el 21,8% del PIB agropecuario y el 48,7% del PIB pecuario.
El hato ganadero de Colombia cuenta con aprox. 30 millones de cabezas, ubicándose en la posición 11 del mundo y el número cuatro de Latam. Contrario a lo que algunos creen, las exportaciones de animales en pie no causan una disminución del inventario bovino nacional, pues en promedio representan menos del 1% de ese inventario. Estas exportaciones han tenido un comportamiento cíclico, llegando a un poco más de 247.000 cabezas en el 2021, con un pico de 299.500 cabezas en el 2012, con un periodo con un nivel de aprox. 51.000 cabezas exportadas entre 2014 y 2019.
Desde el punto de vista comparativo con otros sectores representativos del país, y solo para tener un marco de referencia de su importancia relativa, la ganadería es 3 veces el sector cafetero, 3 vences el sector floricultor, 5,2 veces el sector bananero y 7,2 veces el sector palmicultor.
El gremio de ganaderos viene realizando un permanente e intenso trabajo para abrir nuevos mercados, tanto de animales vivos como de carne. Algunos mercados, como los asiáticos, por razones culturales y religiosos solo aceptan animales vivos. Fedegán ha asegurado que la limitación o prohibición de exportaciones de ganado bovino en pie afectaría a cerca de 350.000 familias, y se dejarían de recibir aprox. $200 millones de dólares por semestre. Es mucho lo que está en juego señora ministra. Resaltamos su reacción en contra de la restricción de las exportaciones de ganado en pie, pues de esa forma puede contribuir a evitar los efectos negativos que tendría para el país esa extraña iniciativa.