Por Jacobo Solano C.
Álvaro Uribe sigue siendo el político más influyente de Colombia por su trayectoria y los miles de seguidores que llegan a verlo como un Dios. Cuando todos lo creímos acabado antes del plebiscito, resucitó de las cenizas al ganar el ‘No’ que había promovido y volvió a tomar fuerza; hoy, el momento de su partido, el Centro Democrático, es bastante contradictorio, hay mucha tensión frente a lo que pueda ocurrir porque sus candidatos no despegan en las encuestas y muchos competidores les están sacando ventaja, pero los uribistas creen a ciegas en su líder y afirman que como en el 2002 se levantarán de ese frío sótano, olvidan que las circunstancias cambian y más en política, es tanto el nerviosismo que hasta pensaron como opción en Oscar Iván Zuluaga, recién absuelto en un burdo fallo del CNE, que más parece de un tribunal venezolano, pese a la cantidad de pruebas en su contra, según denuncias de la Fiscalía y la Procuraduría, pero Uribe ya no le cree a Oscar Iván por sus metidas de pata en campaña, especialmente en los debates y por la serie de escándalos que lo rondan (Hacker, Odebrecht) que se convertirían en el eje central de su campaña y munición para sus enemigos, a pesar de que tiene recordación y más de 6 millones de personas votaron por él.
Al salir Oscar Iván de la contienda, quedan en la lucha: Carlos Holmes, un candidato preparado que ha sabido esperar su momento, muchos al interior del partido lo están promoviendo por su talante de estadista, aunque no es constante en las encuestas, en algunas le va regular y en otras mal, entonces genera dudas de que pueda ser el candidato que los lleve al triunfo. La otra opción es Iván Duque, un joven economista muy cercano a Uribe, le va mucho mejor en las encuestas, ha consolidado una plataforma conceptual con propuestas estructurales para reformar el Estado, volverlo más eficiente y accesible al ciudadano, además ha sido un senador con protagonismo y representa un ala moderada, alejado del extremismo ultra derechista que representan Fernando Londoño y María Fernanda Cabal, quienes manejan una política anacrónica, evocando vientos de guerra para hacer trizas el acuerdo de paz; la orientación de Duque se enfila hacia temas económicos, para sacar al país de la profunda crisis que deja Santos, sin abandonar la mano dura que ha caracterizado a los pupilos de Uribe, con un enfoque de promoción de la economía naranja como alternativa de desarrollo.
El mecanismo para escoger al candidato, integra una serie de encuestas con participación de la gente del común (80%) y de afiliados al Centro Democrático (20%), pero todo indica que la batalla no será muy dura y el elegido será Iván Duque, quien garantiza total lealtad a su máximo líder y puede hacer buena fórmula con Marta Lucía Ramírez, desplazando a Germán Vargas Lleras y pelearle la posición en segunda vuelta, para enfrentar a la gran alianza de centro izquierda con Sergio Fajardo como el más opcionado, ya que puntea en las encuestas y su discurso no polariza. Días claves para el Centro Democrático, la decisión que se tome va a incidir en el futuro político de Uribe, que pueda continuar siendo el animal de hasta ahora o que por fin deba ceder el espacio y hacer uso de buen retiro.