Por Luis Manuel Medina Toro
El premio nobel de Economía, Paul Krugman, le recomendó a Colombia y al presidente Gustavo Petro la implementación de estrategias enfocadas hacia las fortalezas.
Así mismo, que, en relación al tema exportador, se debe buscar la diversificación productiva, en ampliar la base de producción y exportación, aprovechando el clima favorable y la belleza natural; donde el turismo ofrece una importante alternativa para el desarrollo.
Estas recomendaciones son muy válidas y pertinentes para el departamento de La Guajira, toda vez que cuenta con fortalezas que representan un potencial único en el país, como es su ubicación geoestratégica y de frontera que le permite tener unas condiciones favorables y de ventaja comparativa para conectarse y acceder a los mercados internacionales, como Venezuela, la cuenca del Caribe, Centroamérica, el estado de La Florida en los Estados Unidos y, por intermedio de las Antillas Holandesas, penetrar al mercado europeo.
Aparte de contar con esta ventaja, este territorio cuenta con un patrimonio natural representativo del país, donde se encuentran todos los pisos térmicos, desde desiertos hasta nieve perpetua, con suelos fértiles (203.179 hectáreas) disponibles y aptos para la agricultura, clima tropical, recurso hídrico superficial y subterráneo; también, ecosistemas marinos con extensas praderas fanerógamas (64.000 hectáreas protegidas), que representan el 85% del país y que permite desarrollar las actividades pesquera, así como también, 290.477hectáreas aptas para la acuicultura.
La Guajira cuenta con una riqueza biodiversa y cultural excepcional, distinguida por sus valiosos y diversos ecosistemas (342,104.45 hectáreas de áreas protegidas, terrestres y marítimas), que albergan fauna exótica, flora exuberante y hermosos paisajes, y una población pluriétnica y multicultural, que hacen de este Departamento un territorio mágico para el desarrollo del turismo especializado, como el eco, agro y etnoturismo.
La península de La Guajira se caracteriza por ser un ecosistema desértico, bendecida con alta radiación solar y fuertes vientos, únicos en el país, que la hacen una potencia para generar la mayor cantidad de energía renovable de Colombia. También se cuenta con las salinas marítimas a cielo abierto más grande de Colombia (1.494 hectáreas); así como minas de varitas, yeso y cobre, entre otras, que no están siendo explotadas en buena dimensión.
Siendo que la economía de La Guajira en los últimos 40 años se ha sostenido de la minería extractiva (Carbón mineral y gas) y que en 10 años, con el cierre de la mina del Cerrejón y el agotamiento de la reservas de gas de los pozos de Chuchupa y Ballenas en Manaure y, ahora, las políticas del Gobierno nacional contra el cambio climático, que contempla la no expansión de proyectos mineros a cielo abierto y de no exploración de nuevos yacimientos de hidrocarburos, este Departamento tendría una disminución muy significativa de sus ingresos, por lo que considero oportuno y perentorio que se avance rápidamente en la estructuración de un nuevo modelo económico, basado en el potencial de la riqueza natural y valores culturales del territorio, como también, de alguna manera, lo sugiere la Agenda Prospectiva de La Guajira.
Por todo lo anterior, recomendamos que en el próximo gobierno departamental se oriente el desarrollo económico de La Guajira hacia la diversificación productiva y sostenible de los sectores agropecuario, turismo especializado, minero-energético y el comercio; enfocado hacia la soberanía alimentaria del Departamento, la agroindustria, el turismo responsable y sostenible, justicia social y gobernanza armónica con los proyectos de minería y energía renovable y la articulación del comercio con el mercado internacional. Esto permitiría minimizar los riesgos de tener todos los huevos en la misma canasta.