Las reformas progresivas y un amplio consenso en amplios sectores: así se vendió la conformación del Pacto Histórico:
Una izquierda democrática reformista; no acompañamos al proyecto del Pacto Histórico, pero sí al proyecto de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, dos propuestas muy similares y que coinciden en un alto porcentaje en lo propuesto a los colombianos; la derrota del partido de Gobierno y de la clase política tradicional en las elecciones presidenciales, reflejan el cansancio de los electores con la polarización política que ha marcado el país en los últimos años, fue una realidad cantada.
La manifestación que se dio con la elección de Gustavo Petro es la que propugna que el principal marco de actuación que fueron estas elecciones libres desarrolladas el domingo 19, en que no existió coacción sobre el votante y se presentaron los resultados de manera transparente por la Registraduría, lo eligieron como nuevo presidente.
En algunos momentos, las coaliciones de fuerzas políticas locales y regionales ganaron la mayoría de gobernaciones y alcaldías de las ciudades capitales en los comicios de turno, ahí se destacaron los triunfos de candidatos independientes y progresistas de centro izquierda, frente al partido Centro Democrático, los conservadores, el partido Liberal entre otros, ese fue el primer campanazo del cansancio de la gente que se pronunciaría por la desatención, cansado de los egos de los de siempre por egoísmos, pugnas de poder y beneficio individual.
El triunfo del nuevo presidente también se considera como una señal de la debilidad de los partidos políticos tradicionales frente a electores que apoyaron un cambio sin saber de fondo como se va a dar ese cambio, solo querían sacar a sombrerazos a una clase política no a toda de un modelo político y económico que dejo de “dar chicle” hace mucho tiempo.
Se creía que las élites regionales iban a jugar muy duro por las presidenciales porque les fue muy bien en las regiones; ganaron, pero siguieron siendo ciegos a una realidad que se venía venir, paros, estallido social, inconformismo, respuestas negativas en la 1ª vuelta, fueron muchas las señales de humo que las cosas no estaban bien y he ahí los resultados, después de muchos años o siglos no sé; Colombia se alinea hacia la izquierda como en varios países de América Latina.
La Guajira con un censo electoral de 645.626 personas aptas para votar, solo ejercieron ese derecho efectivo 162.849 por Petro y 85.101 por RH, para un total de 247.950 votantes sin contabilizar el voto en blanco y los nulos, una muy baja participación. Con el triunfo del Pacto Histórico en La Guajira, serán muchos los candidatos a postularse a gobernación y alcaldías, eufóricos por el triunfo sin analizar que son ejercidos muy diferentes; si los candidatos a querer ser elegidos no logran demostrar que son capaces de resolver los problemas básicos de los Guajiros como el acceso al agua potable, a la educación, a la salud, mejorar la seguridad, al empleo y la productividad, el territorio resultará nuevamente polarizado entre los de siempre e izquierda entusiasmados por el triunfo, en las elecciones regionales del 2023.
El múltiple estallido, económico, social y político podemos ponerle o cualquiera sea el nombre con que queramos designarlo: centroizquierda, izquierda democrática, progresismo, la existencia, o por lo menos la relevancia de esta referencia ideal de la política aparece amplia y recurrentemente y discutida en todos estos días; esto fue un pasaje de extraordinaria activación de la sociedad inconforme que clamaba un cambio. La clase política quedó en el centro de un huracán de furia e indignación provenientes de los más diversos sectores sociales y expresadas a través de diferentes formas; la estocada final fue elegir un presidente “Progresista y de Izquierda”.
¿Está La Guajira cansada de su dirigencia? ¿Nuestra clase política en la que también hemos militado está dispuesta a autoanalizarse y propender por una unidad regional que es menos compleja que una difícil unidad nacional?
No vislumbro un grupo político de izquierda en la península con la fuerza para cambiar de inquilinos en el Palacio de la Marina ni en las administraciones municipales, pero nada está dicho y la idea no es alimentar más la polarización, más que la idea es un llamado de hacer un alto en el camino y juntos analizar y discutir cómo se va a dar la transición de los cambios de la economía extractiva a una economía productiva donde dependemos en un alto porcentaje de las regalías, cómo vamos a cerrar las brechas de desigualdad, cómo vamos a aprovechar las políticas del nuevo presidente para acabar de una vez por todas con el hambre y la muerte por desnutrición de los niños, no solamente wayuú, sino garantizar alimento a todo el que carezca de él, cómo se va a combatir de una vez por todas la corrupción y los desaciertos políticos.