Cuando todo parecía normal en el funcionamiento de la administración departamental, remodelando la edificación, acondicionando las estructuras administrativas para prestar un mejor servicio, porque adolecía de este desde hace muchos años. De igual forma en las organizaciones de archivos y ordenamiento interno de la institución.
La decisión judicial proferida por la honorable Corte Constitucional, en revisión de un fallo de tutela, proferido por la Sección de Segunda del Consejo de Estado que reintegró de nuevo al gobernador Nemesio Roys Garzón, a sus funciones y operaciones administrativa, dejando sin efecto la sentencia proferida por la Sala Quinta del Consejo de Estado, que declaraba la nulidad de la elección del gobernador de La Guajira, por motivo de doble militancia. La Corte Constitucional, en la revisión de tutela, dispuso revocar el fallo de primera instancia en Sala Segunda y confirmado en Sala Tercera del Consejo de Estado y a la vez, confirmó la sentencia de la Sala Quinta, que saca en definitiva del cargo al citado gobernador.
La sentencia de revisión de tutela sorprendió a todos los guajiros que no esperábamos ese golpe o balde de agua fría. Sigue La Guajira en entre dicho del timbo al tambo, en constante inestabilidad, originadas por múltiples hechos y series de cambios de gobernadores. El último de los gobernadores cayó cuando retornaba del descanso vacacional para reintegrarse a su cargo. Lo bloquearon con la notificación de nulidad de la elección por doble militancia.
El exgobernador Nemesio Roys salió en la postrimería final del gobierno del presidente Iván Duque, quien correspondió a expedir el decreto, encargando al secretario de la Gestión departamental, José Jaime Vega Vence de gobernador, hasta que se posesione el presidente Gustavo Petro Urrego con potestad facultativa para dejarlo o cambiarlo designando otro gobernador. El gobernador encargado presentó renuncia de su cargo para no inhabilitarse en sus aspiraciones a la Gobernación de La Guajira, pendiente de resolver.
El presidente no está condicionado ni limitado a terna, de quienes avalaron la candidatura del exgobernador Nemesio Roys. Ese derecho se pierde con la confirmación de la declaratoria de nulidad de la elección y no habrá nueva elección, porque faltan menos de 18 meses para terminar el periodo.
El presidente encuentra en el inicio de su mandato, un apetitoso “ponqué” para repartirlo en La Guajira. ¿Quién se la ganará? El único en declararle oposición al presidente es el Centro Democrático. La militancia del Pacto Histórico y Colombia Humana aspiran gobernar, conforme a las directrices que imparta el presidente. Esa gente en nada ha participado ni saboreado el poder departamental y están en derecho, como los liberales, conservadores, la U, Cambio Radical, Colombia Renaciente Así, Mais y otros que respaldan al Gobierno nacional, avalando la participación multi política, de los distintos sectores en La Guajira.
Se requiere un gobernador firme en transparencia, anti corrupto e imparcial, que garantice moralidad y participación a los partidos, aliados y coaligado del gobierno de Gustavo Petro, aun cuando no tan ecuánime para estabilizar y pacificar, el ambiente político administrativo, generando confianza hasta la terminación del periodo. La gobernación es una joyita que amasa intereses y elige nuevo sucesor, a quien se la asignen de manera exclusivas.
Como es poco lo que falta para terminar el periodo, sería importante que los partidos políticos preseleccionen, por lo menos, cinco miembros cada uno, de los mejores líderes que puedan gobernar el Departamento, con honestidad para atender y servir, de manera indiferente, incluyente e indiscriminado. De los preseleccionados se puede constituir una terna, que permita, escoger por consenso al mejor o el menos malo, que sea garantía de equidad y buena fe.
La Gobernación de La Guajira está supeditada a la Presidencia de la República, que a partir del 7 de agosto cambia de mando con el nuevo presidente Gustavo Petro Urrego, quien indicará lo que debe seguir el gobierno departamental, con los partidos y movimientos políticos, que los apoyan en el Congreso. ¿Quién se ganará la rifa?