A propósito del Día Mundial del Agua, fecha icónica que se celebra hoy 22 de marzo y en que recordamos la importancia de este líquido vital para la supervivencia de la especie humana, el alto riesgo que corren las fuentes hídricas en medio del cambio climático, y las diversas formas de abastecimiento las cuales varían de acuerdo a las condiciones geográficas de los territorios, conviene también reflexionar, sobre las fuentes de agua en la vida de las comunidades wayuú, y el rol de liderazgo que vienen asumiendo las valerosas mujeres de esta etnia.
Los mensajes que este año convocan a los actores cooperantes Wash (agua, saneamiento e higiene por sus siglas en inglés) en los territorios, giran en torno a las “Aguas Subterráneas: hacer visible lo invisible”, y es esta precisamente, la manera como tradicionalmente se ha realizado la búsqueda del agua en la Media y Alta Guajira. Por ello tal vez, no sea extraño hallar en distintas zonas, pozos que abastecen a las comunidades, o molinos que cumplen la misma función y que hace más de cincuenta años han marcado con su imponencia, los paisajes rurales del rostro indígena del Departamento que encabeza Colombia.
Y es que, siendo el objetivo de desarrollo sostenible número 6: agua y saneamiento para todos, teniendo como fecha meta el año 2030, no es menor el reto que tiene la institucionalidad en la satisfacción de esta necesidad permanente, máxime los grandes desafíos que las particularidades de cada contexto le suponen a quienes tienen la titánica tarea de garantizar el acceso equitativo con criterios de cobertura, calidad y continuidad, de este esencial recurso.
En el documento oficial que circula con el fin de generar pedagogía sobre la temática de este año se lee: “Las aguas subterráneas como su nombre lo indica, se encuentran bajo tierra, en los acuíferos, que son formaciones geológicas de rocas, arenas y gravas que contienen cantidades importantes de agua. Tras alimentar manantiales, ríos, lagos y humedales, las aguas subterráneas finalmente se filtran a los océanos. Su principal fuente de recarga es la lluvia y la nieve que se infiltran en el suelo. Estas pueden extraerse a la superficie por medio de bombas y pozos”. Cabe destacar que la mayor cantidad de agua dulce del mundo se encuentra en esta invisible pero importante fuente natural.
Justamente, son las aguas subterráneas las que permiten el abastecimiento del punto de producción de las pilas públicas, que como oferta institucional, promueven el acceso equitativo al agua potable en las comunidades wayuu; no sin antes someterlas a un proceso de potabilización autosostenible energéticamente mediante paneles solares, y que resultan administradas y operadas por organizaciones comunitarias constituidas en el marco de un robusto esquema de aseguramiento que se apoya en la apropiación social de este modelo diseñado en función de las necesidades y particularidades del territorio y acompañadas por los municipios como aliados esenciales de esta loable y permanente labor.
Por centurias han sido las mujeres wayuú, quienes han liderado la búsqueda, custodia, conservación, utilización, consumo, distribución e incluso reutilización del agua en las familias. Por ello no resulta extraño que sean mujeres las que dirijan con gran sentido de compromiso estos esquemas asociativos, quienes participan activamente en los procesos de operación y mantenimiento, al tiempo que continúan impulsando la gestión social y el diálogo intergeneracional, realizando constantemente pedagogía en los espacios etnoeducativos, y quienes trabajan articuladamente con las instituciones tanto públicas como los cooperantes, en la sostenibilidad del modelo que beneficia a más de 30.000 personas en La Guajira.
En el caso de Casa Azul, administrado por la Asociación Painwajirrawa Asaa Wuin se destaca doña Carmen Barliza, una mujer wayuú fuerte y valiente, quien rodeada de sus tres hijas Clara, María José y Geraldine, fungiendo como Autoridad Tradicional de La Tuna, hizo posible con el concurso de las familias y comunidades de la zona de Musichi (Manaure), la instalación de este modelo hace tres años, en los inicios de Guajira Azul.
En el sector de Wimpeshi, el liderazgo de Asoipuje, lo asumió Laizle Lizarzabal, una joven emprendedora, quien rodeada de un gran equipo, trabaja con la sostenibilidad de esta pila beneficia a personas en los municipios de Maicao y Uribia.
Para Sararao, con la Coporación Wuiin Anaasuu –Cowa– liderada por Aleida Tiller Uriana, habitante junto a sus dos hijos Salomón y Amaia, de Orrokot, se impulsa de manera constante y acompañada de otras dinámicas mujeres wayuu como Roxana Vangrieken, Yadira Martínez y la siempre querida Rosita, quienes promueven el trabajo colaborativo que hace posible, que otras agencias lleguen al territorio con el propósito de fortalecer el impacto que tienen las pilas en su bienestar.
Amalipa, desde cuyo punto de producción se observa claramente el Cerro Epitsü y situada frente a la institución etnoeducativa local, es administrada por la asociación Asoinsumara que dirige Oneida Fernández, una lideresa wayuu de sonrisa amplia y corazón noble que promueve constantemente la apropiación social, escucha a los usuarios en sus aportes e inquietudes.
Finalmente, para la pila pública de Romonero, en la zona rural del distrito de Riohacha, se destaca la señora Carmen Gámez; una valiente matrona wayuú, madre de ocho hijos, siete de ellas mujeres, una es la joven destacada lideresa Irama Movil Gámez de quien tengo el honor de haber sido su docente en la Universidad de La Guajira. Cada una de ellas tan empoderadas, activas y destacadas como su extraordinaria mamá, quienes promueven desde la Asociación WüinAlesü –Asowüin– que lidera Ericka Roys Aguilar, trabajando por el aprovechamiento responsable.
Son muchas más las extraordinarias mujeres wayuú quienes han participado activamente como usuarias constantes de las pilas públicas y las que han hecho parte de los procesos internos de los esquemas asociativos, haciendo grandes contribuciones son su ética, compromiso, dinamismo y sentido de pertenencia por su cultura.
Siempre será oportuno, pero especialmente en este mes de marzo en el que conmemoramos la lucha histórica de las mujeres en el mundo por la equidad de género, destacar esos liderazgos femeninos wayuu, ejercidos por mujeres fuertes, valientes y resilientes, portadoras y guardianas naturales de la vida, fuente infinita de sabiduría ancestral, quienes contribuyen desde el ser y el hacer, en las acciones que promueven el bienestar e inciden en la calidad de vida de las comunidades en La Guajira. Para todas ellas, en estas sentidas letras, les presento un merecido homenaje por ser ejemplo para las niñas y jóvenes de su etnia y de otras culturas. Esa es la verdadera sororidad inspiradora del “Ainkaa Tamüin” que impulsa la gobernanza del agua en La Guajira.