Por Álvaro López Peralta
Aunque el comportamiento de las cifras de contagios con el virus Covid-19 en La Guajira ha sido irregular, reflejando una alta variabilidad en el número de personas contagiadas diariamente, en varios días de las últimas semanas se ha observado un alto y preocupante número de casos positivos de contagios, superando a otras regiones que hasta hace poco eran epicentros coyunturales de la pandemia, lo que fácilmente podría rebasar la capacidad de atención de nuestro frágil sistema de salud y consecuentemente seguir incrementando el triste nivel de letalidad del virus en este territorio.
Podríamos afirmar, con poca probabilidad de equivocarnos, que en La Guajira hemos contado con suerte y con la protección divina, pues a pesar de que en general no ha habido la suficiente y necesaria disciplina en el permanente cumplimiento de las medidas de bioseguridad establecidas para evitar el contagio, hemos tenido unas tasas de infección y de letalidad, aunque dolorosas, relativamente moderadas. En estos días he tenido la oportunidad de visitar algunas poblaciones, dentro del marco del decreto vigente que regula las excepciones, y desde el vehículo he podido presenciar atónito como muchas personas se aglomeran en eventos ocasionales o realizan reuniones sin guardar el distanciamiento físico requerido y sin usar mascarillas. También nos ha favorecido el alto número de casos positivos con la característica de “asintomáticos”, lo que ha mitigado la demanda de camas hospitalarias y de UCI.
Ya se escuchan anuncios sobre la posibilidad de la llegada del pico de contagios en los próximos días, lo que genera dudas a muchos, debe ser claro para todos que mientras ese hecho se da no debemos seguir con un comportamiento indiferente, tanto individual como colectivamente, con la terrible amenaza del virus. Solo con el esfuerzo y la disciplina de todos los ciudadanos lograremos entrar en una tendencia a la baja en la velocidad de contagios, necesidades de hospitalización o de UCI y fallecimientos. Es la vida de cada uno de nosotros o la de nuestros seres queridos la que está en riesgo y por tanto no podemos ser mezquinos con su protección.
La Organización Mundial de la Salud y expertos epidemiólogos de varios países han reiterado la recomendación de usar mascarillas o tapabocas, en particular cuando las personas no puedan garantizar un distanciamiento físico de al menos un metro de los demás. Este elemento de protección ha demostrado ser efectivo en la prevención del contagio con el virus y seguramente será un accesorio que nos acompañará por mucho tiempo, hasta tanto no haya una vacuna efectiva contra el virus. Varios países del mundo que están intentando regresar a una nueva normalidad lo exigen como elemento de protección obligatorio para prevenir el contagio en espacios públicos.
Estamos en un momento de nuestra historia en el que usar mascarilla o tapabocas al salir a la calle o al estar en espacios públicos, con posibilidad de contactos con otras personas, es una señal de inteligencia. No se trata de tener un alto coeficiente intelectual, o un alto nivel de inteligencia emocional, no, es la inteligencia normal que todos los seres humanos tenemos. Nuestra actitud correcta debe ser la de usar esa inteligencia para nuestro beneficio, para nuestra protección y la de nuestros seres queridos. Con esa inteligencia podemos entender la ciencia y las recomendaciones resultantes de los análisis que se hacen con la información de las bases de datos construidas en las diferentes regiones y países que han sufrido esta enfermedad, incrementando nuestra confianza en los expertos en salud.
La gente amable y empática, además de autoprotegerse, se interesa por la protección de los demás. La ignorancia y la indiferencia son los enemigos por vencer en las actuales circunstancias de la pandemia y cuando se incrementen las medidas para reactivar la economía. Adoptemos la actitud correcta: Usemos nuestra inteligencia y nuestras capacidades para poner en práctica comportamientos amables, con sentimientos de empatía, para proteger nuestras vidas y la de los demás.
En el ínterin, un tema importante y preocupante para todos: han transcurrido ya 4 días desde que los trabajadores afiliados a Sintracarbón votaron a favor de una huelga en Cerrejón. Aún confiamos en que los equipos negociadores de la empresa y el sindicato harán los esfuerzos necesarios para evitarla. Ojalá el Ministerio de Trabajo realice una valiosa y efectiva labor de facilitación para un acuerdo. El plazo vence el primero de septiembre.