Mi homenaje hoy a quien fuera mi gran amigo, Jorge Oñate, que el pasado 31 de marzo hubiera cumplido 76 años. La leyenda viviente del vallenato. Su canto nunca morirá. Cuánta falta nos hace el ‘Ruiseñor del Cesar’. Sus amigos lo recuerdan a diario y su fanaticada ni se diga y los juglares que continúan engrandeciendo el folclor como ‘Poncho’ Zuleta, Silvio Brito, ‘Beto’ Zabaleta e Iván Villazón continúan haciéndole honor a todo lo que él representó.
Indiscutiblemente Jorge Oñate González se convirtió en leyenda de nuestra música vallenata con su canto inmortal que esculpió para siempre como el primer tenor barítono que ha tenido el vallenato en su historia musical. Jorge Oñate no morirá por siempre porque es la mejor voz libra por libra que ha tenido nuestra música vernácula, será siempre un ícono que muy lejos, muy lejos se oirá en lontananza. El mundo vallenato continúa acongojado, nostálgico y lloroso por su partida por este mortal virus que ha afectado a la humanidad desde el año 2020. Jorge Oñate, la figura quimera del canto sentimental, del cariño de su pueblo, La Paz, y que trascendió todas las fronteras patrias, hasta la llanura de la Orinoquia y más allá en el norte de América, se oirá por siempre al mejor cantante de todos los tiempos.
La Fundación de La Leyenda Vallenata en sus 55 versiones le rinde un homenaje más que merecido a Jorge Oñate, la leyenda de nuestra música en todo su historial de vida artística, homenaje que La Fundación le iba a hacer en la 53 versión, pero por la pandemia no se pudo. Qué vaina con ese virus que se lo llevó y no pudo ver él toda la grandeza de su historia musical en este homenaje del año 2022. Homenaje que llegará hasta el cielo infinito de lo que fue su vida terrenal como el gran artista que le aportó tanto a través de su canto inmortal a los amantes del vallenato que se internacionalizó en todas las esferas del mundo y gracias de manera especial de La Fundación de La Leyenda Vallenata que con Consuelo Araújo Noguera, la inmortal ‘Cacica’ por siempre, con Escalona, el presidente López, Mirian Pupo, Los Hermanos Pavajeau, el doctor ‘Nando’ Molina y figuras míticas como Andrés Becerra, ‘La Polla’ Monsalvo, ‘Poncho’ Cotes Queruz, ‘El Viejo’ Emiliano, ‘Colacho’ Mendoza, ‘El Negro Alejo’, el que no muere jamás, le han dado el brillo ilustre para que la música vallenata reine por siempre. Hoy el consejo directivo, en cabeza del hijo de ‘La Cacica’, Rodolfo Molina Araújo, ‘El Mono’ Quintero, ‘Pachín’ Escalona el hijo del maestro Rafael Escalona, continúan en la brega demostrando por que El Festival Vallenato es el primero en su género a nivel nacional e internacional.
La historia de Jorge Oñate se inicia un 3 de octubre de 1967 en el paradero el Páramo, allá en La Paz, había una parranda vallenata (estaban entre otros ‘el negro’ Morón, Alcides Daza y el doctor ‘Cherna’ Oñate) y un pelao de escasos 15 años (nacido el 31 de marzo de 1949), pidió permiso para cantar. Cuál no sería la sorpresa de los presentes por la voz extraordinaria de este muchacho. Era Jorge Oñate González. El hijo del teniente González y Delfina Oñate Mejía. Cursaba el segundo año en el colegio Sagrado Corazón de Jesús de Valledupar. Allí en esa parranda comenzó a trinar el ‘Jilguero de América’, heredero musical de su abuelo Juan Oñate (quien tocó acordeón y música de viento). En esa parranda Jorge demostró públicamente sus dotes para el canto vallenato.
La noticia corrió en la provincia como pólvora, era un muchacho de gran especialidad en el manejo de la voz, un cantante fuera de serie. El rumor llegó a los oídos de los amantes del folclor y de los artistas de esa época. Y comenzaron a surgir propuestas entre los conjuntos del momento. Fue así como en 1968 grabó su primera larga duración titulada ‘Festival Vallenato’ con Emilio Oviedo, en el que grabó composiciones de Alonso Fernández Oñate como ‘María Eugenia’ y otros temas musicales que en el momento le dieron realce al folclor.
En el año de 1970, en la tercera versión del Festival de La Leyenda Vallenata, irrumpe tocando la guacharaca con su canto que ya trinaba como los mejores jilgueros de la naturaleza y se confundía con los ruiseñores que cantaban en las sabanas de Valledupar, presentándose en el concurso de acordeón profesional acompañando a ‘Emilianito’ Zuleta Díaz – quien en 1969 se alzó como primer Rey Aficionado del Festival Vallenato – donde ‘Emilianito’ ocupó el tercer lugar. En 1972 también en la guacharaca acompaña a Miguel López quienes eran los artistas más sonados del momento y se lleva la corona, que era el conjunto más exitoso de la música vallenata. Años más tarde, en 1992, acompaña al hijo de Miguel López, ‘Alvarito’, quien se corona como Rey vallenato y que era también la sensación en el canto, en el acordeón, no solo a nivel regional sino nacional.